Si la nueva legislatura quiere ser distinta y hacer una aportación valiosa al problema del crimen, es hora de que pongan el tema del esclarecimiento de delitos en agenda, plantea Hiram Sánchez Martínez
Si la nueva legislatura quiere ser distinta y hacer una aportación valiosa al problema del crimen, es hora de que pongan el tema del esclarecimiento de delitos en agenda, plantea Hiram Sánchez Martínez
Cada vez que sufrimos una tragedia como la del asesinato de tres policías haciendo su trabajo en días recientes, se revuelve en nuestro interior toda la indignación que llevamos guardada contra las cosas que no funcionan en el país. El crimen es un mal social que acompaña a la humanidad desde que el ser humano vivía en las cavernas. En el Génesis —que no es un libro de antropología, sino de religión—, los primeros dos seres humanos que aparecieron sobre la faz de la tierra y no vivían en cuevas, sino en el Paraíso, tuvieron dos hijos. Y, entonces, la envidia que sintió uno de sus hijos hizo que matara a su único hermano. Y esto, que es solo una metáfora para ilustrar que nuestras inclinaciones malsanas nos han acompañado desde la Creación, no puede explicarse con simplemente decir que Caín no tuvo las mismas oportunidades que Abel de acceder a la misma educación pública, a los mismos servicios de salud, a las mismas facilidades de vivienda. Es mucho más complejo que eso. Pero como tal análisis corresponde a sociólogos, educadores, psicólogos y otros especialistas, entre los cuales yo no me encuentro, solo puedo aportar lo que pude observar desde el estrado en las salas de asuntos penales, o por haber sido el padre de una víctima de un asesinato sin esclarecer, hace ya tres años.
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