

Hay tres asuntos económicos urgentes en los cuales el gobierno debe tomar decisiones en favor de la economía. Empecemos por las pensiones. Los sistemas de retiro quedaron insolventes por varias razones: malas decisiones de inversión, beneficios calculados por negociaciones políticas y no en base al rendimiento de las aportaciones, y la reducción de plazas en el gobierno que abultó el número de retirados y disminuyó los empleados que aportan al sistema, entre otros. Esta combinación llevó a que las pensiones del gobierno central (unos $2,000 millones) se paguen en impuestos del pueblo trabajador, una de las partidas más altas del presupuesto.
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