En días recientes se ha exigido con insistencia al Departamento de Educación un plan que atienda el indudable rezago de nuestros estudiantes por las circunstancias que enfrentaron de huracanes, terremotos y la pandemia que aún nos azota. Inclusive, casi se ha condicionado el futuro de la secretaria, Elba Aponte, a la presentación de un plan al respecto. La pregunta obligada es si el cumplimiento con esa expectativa permitirá su ejecución. Son muchas las instancias en que, en materia relacionada a Educación, sectores sobre todo políticos, fustigan a los secretarios de turno a conveniencia. A conveniencia porque se quieren “cambios sin demasiados cambios”; o en ocasiones, cambian sus posturas para ser portavoces de sus representados, aunque no necesariamente coincidan sus soluciones con las medidas necesarias para atender los problemas educativos más allá de la inmediatez.
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