Hoy día muchas de las personas que experimentan estas condiciones son víctimas de las condiciones sociopolíticas y económicas del archipiélago, escribe Eduardo Lugo
Hoy día muchas de las personas que experimentan estas condiciones son víctimas de las condiciones sociopolíticas y económicas del archipiélago, escribe Eduardo Lugo
La crisis de salud mental en Puerto Rico se ha agravado en los últimos años. Aunque no tenemos estudios epidemiológicos recientes que nos indiquen las tasas de problemas de salud mental, anecdóticamente los profesionales de la psicología, psiquiatras y los que trabajamos ofreciendo algún servicio educativo o de salud a las personas hemos notado un aumento vertiginoso en el malestar psicológico de la gente, su búsqueda de servicios y la inaccesibilidad de estos. La cantidad de llamadas a la Línea PAS es alarmante y ha dado paso a la creación de otra línea de ayuda a nivel federal, la línea 9-8-8, creada por el FCC por el aumento de casos de emergencia de salud mental desde que comenzó el COVID-19. La semana pasada, en este periódico, el psicólogo Johnny F. Rullán Schmidt destacaba la inaccesibilidad a los servicios psiquiátricos o psicológicos por este aumento y la migración de profesionales de estas áreas por las condiciones de trabajo en el país. Esto debe alarmarnos a todos y todas.
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