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prima:A tres años del huracán María: tanta agua cerca de casa

Cezanne Cardona Morales reconstruye el perverso museo de agua abandonada que se convirtió en parte de su paisaje cotidiano en Dorado y símbolo de la negligente respuesta gubernamental al huracán María

19 de septiembre de 2020 - 1:02 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.
2017 . 10 . 17. Agentes de la DEA llegan hasta las Parcelas Pons de Utuado para repartir comida y agua. En la foto, una familia del barrio Palmas cruza el rio Jauca hasta las Parcelas Pons para recibir parte de la ayuda y luego llevarla hasta su casa. Esta rutina se repite para ellos debido al colapso de un puente. (alex.figueroa@gfrmedia.com) (alex.figueroa@gfrmedia.com)

Aquel era mi paisaje favorito del huracán María. Y digo favorito no porque resultara placentero, sino por lo bien que esa imagen definía la impotencia y el desamparo gubernamental que aún sufrimos. Cada vez que pasaba por allí, mis hijos se aflojaban un poco el cinturón de seguridad del carro, subían la cabeza y miraban -por encima del pastizal- las miles y miles de botellas de agua estibadas en paletas industriales al fondo de una finca de Dorado. Me gustaba la cara de indignación que ponían. Si el semáforo de la intersección del barrio Magüayo funcionaba, el tapón nos daba tiempo suficiente para echarnos un sano lujo de parodia bíblica: “En el principio creó Dios la marcas Dasani, Nikini, Aquafina, Fiji y Evian; Y el espíritu de Dios revoloteaba sobre un millón de botellitas con tapita azul en el municipio de Dorado”. Entre ironía e indignación, nadie podrá negar que un tramo de la carretera 693, entre la urbanización Sabanera y la entrada de nuestro barrio Higuillar, estuvo dedicado a un perverso museo del agua.

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