Amarilis De Soto, oficial jurídico en el Primer Circuito de Apelaciones, recuerda vivencias junto al juez Juan R. Torruella
Amarilis De Soto, oficial jurídico en el Primer Circuito de Apelaciones, recuerda vivencias junto al juez Juan R. Torruella
Para algunos era “Billo”, para otros “Juan”, para algunos otros era “su señoría”, pero para mí era “el Juez” o “mi Juez”, sin necesidad de especificar cuál juez. Y es que ello era evidente luego de haber tenido la fortuna de trabajar con Juan R. Torruella por los pasados seis años. Tuve el privilegio de trabajar junto a él diariamente (sí, para él los sábados eran tan buenos para hacer justicia como los lunes) y vi el vivo ejemplo de lo que es amar su profesión y luchar incansablemente por lo que uno entiende que es correcto. Ya pasados sus ochenta años muchos le preguntaban si no pensaba retirarse, a lo que siempre respondía que él salía de esa oficina “con los pies para alante” y “las botas puestas”.
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