La indiferencia y pasividad ante actos de discrimen racial fortalecen y perpetúan el racismo y nos hace cómplices de su permanencia, dice Jorge Schmidt Nieto
La indiferencia y pasividad ante actos de discrimen racial fortalecen y perpetúan el racismo y nos hace cómplices de su permanencia, dice Jorge Schmidt Nieto
Los eurodescendientes o blancos debemos reconocer que nuestros antepasados secuestraron y esclavizaron, durante cuatro siglos, a millones de hombres, mujeres y niños de África. No somos observadores neutrales, ni condescendientes colaboradores de nuestros hermanos afrodescendientes en sus reclamos de justicia. Estamos situados en el lado ganador de una ecuación de poder que le asigna un valor superior a la piel rosada, los ojos claros, el cabello rubio, el pelo liso y hasta los pezones rosados. Cuando a ese privilegio racial se le suma riqueza, el peso es aún mayor.
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