Una casa sin ventanas y mil rostros
Uno de los aspectos distintivos de lo que fue la histórica residencia del alemán puertorriqueño Henry Klumb es que era una casa sin ventanas. Para eliminar todo aquello que impidiera la vinculación con el entorno natural Klumb demolió puertas, paredes y ventanas para, según indica la arquitecta Astrid Díaz (2015), abrir la casa a la ventilación cruzada y al paisaje circundante, temas predominantes de su arquitectura tropical. Hay que entender que para Klumb la naturaleza era la expresión de lo sobrenatural.
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