


En Puerto Rico, la probabilidad de que un paciente con una condición vascular grave deba ser transferido fuera de su hospital más cercano es alarmantemente alta. Un análisis de las transferencias recibidas entre enero de 2023 y septiembre de 2025 en un centro terciario del sur de la isla documenta un patrón que debería preocupar a todo el país. Durante ese periodo, cerca de 700 pacientes fueron trasladados para evaluación o tratamiento vascular especializado. La cifra no es anecdótica: es el reflejo de un sistema que depende de pocos servicios para atender a una población completa.

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