Al igual que las más de 20,000 personas que asistió al estadio Hiram Bithorn, tuve el honor de ver uno de los partidos mejor recordados por la afición beisbolera del país en su historia. No se trataba de un partido del Clásico Mundial —ese evento nació 13 años después— ni tampoco una confrontación en Series del Caribe. Mucho menos un partido de las Mayores.