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Tengo VIH, ¿estoy en riesgo de desarrollar cáncer?

Un médico tratante de VIH contesta la interrogante y enfatiza los estudios científicos que impulsan los avances médicos

15 de noviembre de 2022 - 1:09 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 2 años.
Aunque el mero hecho de vivir con VIH impone el que ocurran cambios en el comportamiento de las células, lo que contribuye al desarrollo de malignidades o cáncer, más investigaciones encuentras vías para identificar cómo prevenirlo. (Shutterstock)

A lo largo de mi práctica y, más aún, como médico especialista en VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), uno de los temas de salud pública que mayor preocupación causa a mis pacientes, es la posibilidad del desarrollo de algún tipo de malignidad o cáncer a lo largo de la vida.

Definitivamente, es una preocupación importante, pero, en algunas ocasiones, algo complicada para contestar.

Por medio de este artículo —y con motivo de la celebración de la Convención de Médicos Tratantes de VIH en Puerto Rico—, abordaremos este importante tema para beneficio principal de todos nuestros queridos pacientes.

Lo primero que queremos dejar claro es que vivir con VIH dejó de ser —hace muchos años— una sentencia de muerte para nuestros pacientes, debido a los grandes avances en la manera y forma en que hoy día estamos logrando controlar esta pandemia.

Pero, por otro lado, vivir con VIH nos coloca en un estado de vulnerabilidad para el desarrollo de condiciones médicas que pudieran presentarse, aún en edades más tempranas, debido al constante estímulo que el virus ejerce en nuestro sistema inflamatorio —uno de los más importantes mecanismos de defensa contra las enfermedades con los que nacemos.

A partir del surgimiento de terapias altamente efectivas para el tratamiento del VIH, desde 1996 en adelante, hemos conseguido reducir la posibilidad de las llamadas “enfermedades oportunistas”, reducir el riesgo de desarrollo de malignidades o cáncer como el linfoma no-Hodgkin y el sarcoma de Kaposi , para prolongar la vida de nuestros pacientes.

Es importantísimo saber que la incidencia o los casos nuevos de cáncer en personas viviendo con VIH es mucho mayor en aquellos que no alcanzan a evitar la replicación o multiplicación del virus por debajo de los límites establecidos, mejor conocido como “no detectable”.

Afortunadamente, en aquellos pacientes en los que logramos suprimir la multiplicación del virus bien temprano en su diagnóstico, la posibilidad del desarrollo de malignidades o cáncer es significativamente baja y, de igual forma, en aquellos que permanecen indetectables por mucho tiempo.

Pero, ¿cuál es la explicación para que la posibilidad de desarrollar malignidad o cáncer sea más alta en nuestros pacientes?

La contestación es amplia. En primer lugar, se debe al estado de supresión o inhibición del sistema inmunológico de nuestros pacientes, el cual es similar al de pacientes que están recibiendo terapias que limitan esa respuesta inmunológica normal por las razones que sean.

Por otro lado, sabemos que el mero hecho de vivir con VIH impone el que ocurran cambios en el comportamiento de nuestras células, lo que contribuye al desarrollo de malignidades o cáncer.

También sabemos que la convivencia o que poseamos infecciones con otros organismos que promueven este desarrollo (organismos oncogénicos), aumentan este riesgo como es el caso del virus HHV-8, asociado a la posibilidad de sarcoma de Kaposi; el virus del papiloma humano (HPV), asociado a cualquier tipo de malignidad o cáncer genital y de mucosa oral; infecciones con el virus de Epstein-Barr, asociado al desarrollo de linfoma de Hodgkin; y otras enfermedades del sistema inmunológico y coinfecciones como el virus de hepatitis B (HBV) y hepatitis C (HCV). Existe, también, la presencia de estímulos ambientales, como el hábito de fumar cigarrillos, entre otros, y el retraso en la iniciación de la terapia contra el VIH.

La comunidad científica y, de manera especial, los médicos tratantes de VIH reconocemos y hemos aceptado la responsabilidad de velar por la mejor y más excelente calidad de vida de nuestros pacientes. Asimismo, reconocemos las implicaciones médicas que este asunto impone sobre nuestros pacientes.

Por esta razón, prestamos mucha atención a todos los asuntos relacionados con la alta incidencia, la edad temprana para el desarrollo de malignidad o cáncer, las alteraciones biológicas a los que nuestros pacientes que viven con VIH están expuestos y, con esa información, iniciamos un análisis dirigido para la prevención y detección temprana en nuestros pacientes.

Principalmente, nos concentramos en el desarrollo de programas dirigidos a la cesación de fumar cigarrillos, la aplicación de la vacuna contra el VPH hasta los 45 años y las pruebas de detección temprana como la citología en cérvix y anal en féminas, y citología anal en varones, las vacunas contra el HAV y HBV, y los tratamientos contra el HBV en nuestros pacientes coinfectados, así también en el tratamiento de nuestros pacientes coinfectados con el HCV.

En este esfuerzo, contamos con el apoyo de subespecialistas como los hematólogos oncólogos, urólogos, gastroenterólogos, ginecólogos, endocrinólogos y muchos más, quienes son los únicos que poseen la educación y la experiencia para manejar y tratar cualquier paciente diagnosticado con alguna malignidad o cáncer y que viva, a su vez, con VIH.

En este esfuerzo, nos sentimos más que seguros, pues sabemos que, contrario a la experiencia de años pasados, en la actualidad no es necesario detener o alterar los medicamentos contra el VIH para tratar algún tipo de malignidad o cáncer, salvo algunas excepciones, pues contamos con terapias efectivas y seguras con el menor grado de interacciones con las terapias para tratar las malignidades o el cáncer. Esto, gracias a todos los adelantos que la investigación científica ha puesto a nuestro servicio.

Nuestro compromiso con nuestros pacientes que viven con VIH es demasiado grande y no agotaremos esfuerzos ni tiempo en seguirnos preparando y actualizando conocimientos para siempre brindarles y asegurarles la mejor calidad de vida.

El autor es especialista en medicina interna, HIVTMD of Puerto Rico, AAHIVM y facultativo del AIDS Education and Training Center del RCM de Puerto Rico.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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