



Con el lema “Superar las interrupciones, transformar la respuesta al sida”, este año 2025 el llamado de concientización se enfoca en superar los desafíos actuales en la lucha contra el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH).
Uno de esos grandes obstáculos es el acceso a las herramientas de prevención que ayuden a evitar nuevas infecciones, proteger la salud pública, los derechos humanos, pero también que reduzcan el estigma, la discriminación y que permitan poder avanzar hacia la erradicación del virus.
Según las guías de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), todas las personas entre 13 y 64 años deben hacerse la prueba del VIH, al menos, una vez, como parte de la atención médica de rutina. Mientras que, las personas con mayor riesgo deben hacerse la prueba, al menos, una vez al año. No obstante, el fundador y principal oficial médico del Centro ARARAT, doctor Iván Meléndez Rivera señaló que, además de las pruebas, “se necesita mejorar el acceso a los tratamientos preventivos”.
Es un hecho que los avances en los medicamentos permiten a las personas que viven con VIH prolongar la vida, coincidiendo con los años de vida promedio de una persona en Estados Unidos y Puerto Rico. Actualmente, estas opciones son más efectivas, con menos efectos secundarios y con alternativas inyectables de larga duración. Pero, así como se tiene un buen acceso para el tratamiento con los antirretrovirales, el médico estableció la importancia de ofrecer la misma disponibilidad de medicamentos existentes para prevenir el VIH.
“Los CDC llevan tiempo destacando la importancia del acceso a estos medicamentos para poder disminuir o prevenir los nuevos contagios. Desde el 2023, la profilaxis de preexposición (mejor conocida como PrEP) se puede acceder a través del formulario de ASES que cubre el medicamento, sin embargo, al igual que otros medicamentos de pacientes de la reforma, se necesita la aprobación del médico primario”, informó.
Por lo tanto, para el oficial médico de ARARAT, el hecho de que esté “disponible no es igual a accesible”, porque si el médico primario no está adiestrado o capacitado sobre la PrEP y no ofrece la alternativa, la persona no tiene acceso, ya que la farmacia no puede despacharles el medicamento, aun cuando se lo prescriba otro profesional, pues requiere la contrafirma del médico primario.
A tales efectos, para Meléndez Rivera es crucial viabilizar está alternativa preventiva, ajustando la cubierta del plan médico del Gobierno para eliminar el requisito de la firma del médico primario.
“Así como las guías enfatizan en la realización de la prueba del VIH desde los 13 años como medida preventiva, así también deben incluirse la educación y el acceso a las demás herramientas de prevención viables”, sostuvo.
Por otro lado, el galeno hizo alusión a la Ley 81 de 1983 que establece todo lo relacionado con la Prevención de Enfermedades o Infecciones de Transmisión Sexual en Puerto Rico. Anteriormente, esta ley estaba dirigida solo a la población adulta, no obstante, en el 2008, se enmendó el artículo 10 de la Ley, para relevar la responsabilidad civil del médico que eduque, examine, ordene pruebas u ofrezca tratamiento a un menor de 21 años o incapacitado mental. En la actualidad, toda persona de 13 años en adelante, puede asistir a hacerse una prueba diagnóstica o recibir tratamiento para alguna enfermedad sexual sin el consentimiento de sus padres. El doctor explicó que, a veces, [los jóvenes] no tienen la confianza suficiente con sus padres o tutores para educarse y orientarse sobre las herramientas preventivas cuando están sexualmente activos. Esto puede desencadenar en infecciones viviendo en el cuerpo de la persona, sin diagnósticos o tratamientos, lo que genera más problemas futuros.
“Lo idóneo sería una enmienda a la Ley 81 que incluya tratamiento médico o preventivo a un menor de 21 años o incapacitado mental, para que, de esta manera, los menores puedan tener acceso a medicamentos para la prevención de infecciones de transmisión sexual, ya que, mientras no hay un diagnóstico, la ley para proveer tratamiento sin necesidad del consentimiento de padres o tutores no les aplica”. “Mi caso más reciente de un menor de edad diagnosticado con VIH tenía 17 años, fue justo antes de la pandemia. Sabía que existía la PrEP, pero, al ser menor, no se atrevió a buscar alternativas para evitar una infección. Definitivamente, es necesario que podamos prevenir, no queremos diagnósticos nuevos, queremos erradicar el VIH”, puntualizó.
La consigna de disminución del VIH pretende reducir el 75 % de casos nuevos para el cierre del 2025 y el 90 % para el 2030. San Juan se encuentra entre las 50 ciudades de mayor incidencia de VIH. Cuando se compara la cantidad de infecciones con el número de personas que utiliza PrEP, el número es muy bajo, quiere decir, que la necesidad es alta. “Mientras se mantengan las barreras que interfieren en que el medicamento preventivo llegue a la población, no vamos a llegar a la meta”, sostuvo.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable. La también periodista Cesiach López Maldonado colaboró en este artículo.

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