

Monitorear el crecimiento de los niños es importante para identificar si existe algún problema en su desarrollo. Hay menores que presentan señales que pueden indicar deficiencias de la hormona de crecimiento (GH) y hay que estar alertas.
La hormona de crecimiento ayuda a que los huesos y músculos crezcan de manera adecuada, sin embargo, cuando hay una producción insuficiente de esta hormona en el sistema endocrino, se afecta el crecimiento del menor. “La deficiencia de la hormona de crecimiento puede deberse a varias causas. Algunas veces es parte de un síndrome genético, en otros casos puede ser como consecuencia de tratamientos como quimioterapia o radiación, o puede presentarse sin una causa clara o idiopática”, explicó la doctora Coral López, endocrinóloga pediátrica.
De hecho, el que un menor tenga deficiencia de esta hormona, “no significa que no pueda crecer en lo absoluto, pero sí que su crecimiento puede ser más lento de lo esperado, es decir, que crece más despacio que otros niños de su edad”, afirmó la especialista.
“Muchas veces los padres lo notan porque la ropa y los zapatos le duran mucho más tiempo de lo esperado. Presenta una baja estatura en comparación con sus compañeros de escuela. Además, la dentición es más lenta. Por ejemplo, el dentista nota que hay dientes que todavía no han salido a la edad esperada”, mencionó López, quien también añadió que en estos niños “la pubertad puede verse retrasada”.
No obstante, la endocrinóloga aclaró que no todos los niños crecen igual porque cada uno tiene un “potencial genético de estatura”. “Eso es lo que llamamos estatura media de los padres o MPH. Los médicos revisamos las gráficas de crecimiento para ver si el niño está creciendo en la percentila que le corresponde”, especificó.
De hecho, un signo de alerta importante es cuando el menor deja de crecer en la percentila en la que siempre estaba o, incluso, baja de percentila. “Esto puede indicar un problema de crecimiento que merece estudiarse”, advirtió.
Aquellos pacientes que presenten estos signos deben ser evaluados para comparar la estatura y el peso con las gráficas de crecimiento que se utilizan en la pediatría. “Estas gráficas nos indican si está creciendo dentro del rango esperado para su edad y sexo. Pero, no solo vemos la estatura en un momento específico, sino cómo ha crecido a lo largo del tiempo, lo que llamamos la velocidad de crecimiento. Si la velocidad de crecimiento es más baja de lo esperado para su edad, eso puede ser una señal de alerta”, indicó.
“También tomamos en cuenta el potencial genético de estatura (MPH, o estatura media de los padres). Un niño que está creciendo mucho menos de lo que corresponde a su potencial genético, que se ha detenido en una percentila más baja que la que llevaba desde pequeño, necesita ser evaluado”, sostuvo la doctora.
Para determinar aquello que impide el crecimiento del menor, primero se realizan exámenes de sangre para descartar otras causas más comunes de crecimiento lento, tales como problemas de la tiroides, anemia, enfermedades renales u otras enfermedades.
También, se le toma una radiografía de la mano y la muñeca, para conocer su edad ósea. “Esta radiografía nos dice si los huesos están madurando de acuerdo con la edad del niño. Aclaró que una diferencia pequeña, como por ejemplo, que la edad ósea salga de seis meses o entre uno a dos años más joven que la edad real, no necesariamente significa que hay un problema. De hecho, muchos niños con crecimiento constitucional, los que simplemente crecen más tarde, pueden tener una edad ósea un poco retrasada y no necesitar tratamiento”, explicó.
Sin embargo, cuando la edad ósea está más atrasada de lo esperado y se combina con crecimiento lento o con la pérdida de percentilas, hay que evaluar al paciente con una “prueba de estimulación”. “En esta prueba se le da al niño un medicamento que estimula al cuerpo a producir la hormona. Luego se mide en la sangre cuánto logra producir. Si los niveles no alcanzan lo esperado, entonces se confirma que hay una deficiencia de hormona de crecimiento y el paciente puede recibir tratamiento. Es una prueba segura, pero requiere varias horas en el hospital o clínica porque se toman varias muestras de sangre durante el proceso”, detalló.
Para promover el crecimiento en los niños con deficiencia de esta hormona, se suele aplicar una inyección (diaria) de la hormona debajo de la piel, similar a como se administra la insulina. Pero, recientemente, se comenzó a trabajar una nueva opción que permite administrar solo una vez a la semana.
“La opción diaria y la semanal son efectivas. Solo que la modalidad semanal resulta mucho más cómoda para los niños y sus familias porque son menos pinchazos y se mejora la calidad de vida y la adherencia al tratamiento”, dijo.
No obstante, López resaltó que la elección de la modalidad a aplicarse no depende de la preferencia del médico, sino de lo que esté disponible y aprobado en cada caso.
“En Puerto Rico, por ejemplo, existen limitaciones con las aseguradoras médicas que, en muchos casos, no cubren todavía la formulación semanal”, mencionó.
López explicó que los efectos secundarios más comunes son el enrojecimiento y molestia en el área de la inyección, además, de que, como los niños comienzan a crecer, también pueden presentar el típico dolor de crecimiento y, en casos muy específicos, puede presentarse dolor de cabeza fuerte a causa de un aumento anormal de la presión dentro de la cabeza. Esta complicación es poco frecuente y ocurre cerca de un ~0.1%. La mayoría de los casos reportados aparecen temprano después del inicio del tratamiento. Si ocurre, lo primero es suspender o reducir la dosis de GH.Una vez resuelto, se reinicia el tratamiento con una dosis más baja y se aumenta, poco a poco, hasta alcanzar la dosis adecuada según el peso. La mayoría de l@s niñ@s mejora rápidamente.
“Cuando el diagnóstico es correcto y se sigue el tratamiento adecuadamente, los resultados son muy buenos y efectivos. Con el tiempo, pueden alcanzar una estatura mucho más cercana a la que les corresponde genéticamente. Además, se ve una mejoría en la masa corporal magra (músculo) y composición corporal en general, lo que les da un aspecto más saludable y acorde a su edad”, describió.
“La clave es consultar a tiempo y hacer una evaluación adecuada para no perder esa ventana de oportunidad. Si se detecta tarde, a veces, ya queda poco tiempo de crecimiento disponible porque la hormona de crecimiento (GH) solo puede mejorar la estatura potencial mientras las placas de crecimiento (epífisis) están abiertas. Una vez que las epífisis se cierran (lo que ocurre al final de la pubertad), la hormona de crecimiento ya no tiene efecto en la estatura. Por tal razón, los niños deben ser evaluados antes de que la pubertad esté avanzada o llegue a su final, para considerar el tratamiento, si es necesario”, recomendó la endocrinóloga.
Para más información sobre este tratamiento y agendar su cita, pueden comunicarse con la doctora Coral López en sus oficinas en Bayamón al 787-474-8282 Ext: 454888 y en Caguas al 787-746-3848. También pueden acceder en Instagram a EndopedsPR, escribirle vía email a citas.endopedspr@gmail.com o visitar el website https://voyacrecer.com/
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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