

En tiempos en que las citas médicas pueden tardar meses, hay un profesional de la salud que no requiere cita y puede responder dudas sobre dolencias comunes, bienestar y prevención de enfermedades. Es el farmacéutico, ese rostro familiar detrás del mostrador que no solo dispensa medicamentos, sino que muchas veces también escucha, orienta y acompaña.
En muchas farmacias de Puerto Rico, todavía se mantiene ese lazo de confianza entre el paciente que acude por sus medicinas y el profesional que lo atiende, quien conoce sus nombres, rutinas, tratamientos y, en muchos casos, sus temores. Ese vínculo cotidiano convierte al farmacéutico en una figura clave de la salud preventiva, un papel especialmente valioso frente a enfermedades como la neumonía neumocócica, una infección potencialmente mortal que puede prevenirse con una vacuna.
“El rol del farmacéutico en la prevención es bien amplio”, explicó el farmacéutico Ricardo García, quien a largo de su carrera ha dedicado mucho tiempo a educar a la comunidad sobre la importancia de las vacunas. “Nuestro trabajo principal es hacer visible para los pacientes la necesidad de vacunarse, porque esa es la primera línea de defensa contra muchas enfermedades”, apuntó.
La cercanía que pueden lograr estos profesionales de la salud es una de sus mayores ventajas a la hora de llevar su mensaje. García explicó que cuando se entabla una relación de confianza, se facilita la comunicación abierta y las personas se sienten más cómodas compartiendo información sensible. Se sienten escuchados sin juicios y se atreven más a hacer preguntas, expresar temores e incluso tienen más disposición de seguir las recomendaciones. Otra ganancia de la relación es que los clientes no solo aceptan mejor las recomendaciones sobre la vacunación sino que tienden a aumentar la adherencia a los tratamientos y a otras medidas de prevención.
“Muchas personas llevan años visitando la misma farmacia. Uno los va conociendo, sabe su realidad económica, sus limitaciones. Eso permite ser empático y personalizar los consejos. Podemos dar la mejor recomendación, pero si el paciente no tiene los recursos para seguirla, no servirá de nada. La confianza nos permite adaptar el mensaje a su realidad”, subrayó García.
Cuando existe confianza, los farmacéuticos pueden identificar con mayor facilidad a las personas que pueden beneficiarse de ciertas vacunas, validen su historial en la farmacia y los orienten sobre las mejores opciones para proteger su salud.
En el caso de la neumonía neumocócica es sumamente importante que las personas puedan contar con la orientación necesaria para tomar decisiones que protejan su salud, ya que esta enfermedad sigue siendo una causa importante de hospitalizaciones y muertes, especialmente en adultos mayores y personas con enfermedades crónicas como diabetes, cardíacas o renales, o sistemas inmunológicos comprometidos.
El contagio de la neumonía neumocócica ocurre por contacto directo, tos o estornudos, y puede generar complicaciones graves si no se atiende a tiempo. La buena noticia es que existen vacunas seguras y efectivas que reducen significativamente el riesgo de enfermar. Los farmacéuticos no solamente pueden orientar sobre estas alternativas sino que pueden administrarlas de manera segura.
Actualmente, la vacuna neumocócica está recomendada para todos los niños menores de 5 años, adultos de 65 años o más y personas de cualquier edad con afecciones médicas de riesgo. Además, las guías más recientes incluyen a los adultos a partir de los 50 años como una medida para adelantarse al envejecimiento y ofrecer protección a largo plazo.
Uno de los principales retos para aumentar la vacunación, según García, es la desinformación.
“Vivimos lo que yo llamo el miedo colectivo. Lo vimos con el COVID: la gente le atribuía cualquier cosa a la vacuna. Cuando hay desconocimiento, tendemos a culpar lo qué está pasando en el momento. Por eso, nuestra herramienta más poderosa es estar actualizados con las guías clínicas de los CDC, la Organización Mundial de la Salud y la literatura científica. En la medida en que brindamos información correcta, protegemos la confianza y podemos argumentar con evidencia”, aseguró.
De acuerdo con su experiencia, el costo de ignorar la importancia de las vacunas puede ser muy alto. Por ejemplo, recientemente una clienta muy querida falleció por causa de una neumonía que entiende podría haberse evitado si hubiera estado debidamente protegida. El farmacéutico lamenta que, a menudo, las personas menosprecian la importancia de la prevención y se concentran en atender las situaciones de salud cuando la situación ya es crítica.
Su mensaje para quienes aún dudan de los beneficios de la vacunación es informarse bien con profesionales de la salud capacitados, tales como doctores, farmacéuticos o enfermeros.
“Muchas veces nos dejamos llevar por lo que dicen los vecinos o los mitos. Cuando uno empieza a leer y entender, ve que estas enfermedades pueden causar complicaciones graves, hospitalizaciones prolongadas y altos costos. La prevención está ahí para que no tengamos que lamentarnos después”, aseguró.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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