

Para lograr un descanso físico y mental, la posición que adoptes en la cama aporta a la calidad del sueño, pero, para mayores beneficios para la salud, es esencial dormir entre siete y ocho horas. Pero, ¿cuál es la mejor forma de dormir? ¿de espalda? ¿de lado? ¿sobre el estómago?
El doctor Jesús Casal, director médico del Centro de Desórdenes del Sueño del Hospital Auxilio Mutuo, indica que la posición idónea es la que a ti te haga sentir cómodo mientras duermes y que estés descansado al otro día. No obstante, el especialista agrega que, de las tres posiciones, acostarse de lado provee beneficios para la salud.
Añade que no se puede descartar dormir boca arriba, sobre todo, para quienes enfrentan dolores de espalda. Y aunque para muchos dormir sobre el estómago provee comodidad, no se recomienda para conseguir un descanso total. Cuando ese reposo no se da adecuadamente, aparecen enfermedades y condiciones de salud.
“La mejor posición es la que te permite levantarte descansado. La mayoría de los adultos duerme de lado. Es beneficioso para condiciones como la apnea del sueño (cuando la respiración se detiene mientras se duerme), para condiciones de reflujo y para cuando se está en estado gestacional”, comenta Casal.
El médico destaca que estar de lado ayuda a quienes se les diagnostica apnea del sueño, para quienes se recomienda, además, que la cama tenga una inclinación. Esa posición también se aconseja para que los pacientes con sobrepeso logren un sueño más confortable.
Para las personas con cirugías recientes, dolores de espalda o molestias en los hombros, sugiere conciliar el sueño boca arriba. “Es más cómodo dormir flat y sin almohada porque distribuyes la presión en la espina dorsal. Se descansa mejor”, especifica el médico.
Sobre quienes están acostumbrados a dormir sobre el estómago, Casal recalca que no aconseja esta posición.
“Por regla general, no es cómodo y no logras calidad del sueño… Mecánicamente, le pones presión a los músculos de la respiración. Por eso, no se recomienda si padeces de asma o estás obeso”, dijo.
Es importante aprender a evaluar la calidad del sueño. No es normal dormir cuatro, cinco o seis horas. Si te levantas cansado, a media mañana estás cabeceando, te sientes bien casado a las 4:00 o 5:00 de la tarde, tienes dolor de cabeza, la boca reseca, entonces, hay que pensar en que hay algo más. Hay que evaluar ese cansancio diurno.
Aunque estas señales podrían apuntar a la condición apnea del sueño, el doctor hace hincapié en que tiene pacientes mujeres a quienes este tipo de trastorno se les refleja por medio del insomnio. “Muchas mujeres no descansan con tantas responsabilidades y manifiestan la apnea con el insomnio”, dijo.
Aunque la posición aporta a una salud óptima, el especialista subraya que la cantidad de horas de descanso es importante para minimizar enfermedades, condiciones e, incluso, puede ser un factor importante en la reducción de años de vida. El número de horas de sueño son entre siete y ocho horas, como también se señala en la página de la Organización Mundial de la Salud.
Pocas horas de sueño también pueden ser el resultado de personas con ansiedad, depresión, desórdenes psiquiátricos, trastornos neurológicos y cardiovasculares, entre otras situaciones de salud, menciona.
“El sueño es también importante para la salud inmunológica, para las defensas del cuerpo ante los virus y las bacterias. Incluso, si no duermes bien, existe el riesgo de cáncer”, explica.
El director médico del Centro de Desórdenes del Sueño reconoce que la falta de horas de sueño se ha generalizado. Indica que entre un 30 y un 40% de las personas duerme menos de siete horas por las exigencias de sus trabajos, el uso de aparatos tecnológicos en el periodo de descanso y las actividades nocturnas. El promedio de sueño de ese grupo es de 6.25 horas, asegura.
Observa que es consciente de que las personas son distintas y que, en ocasiones, necesitan menos tiempo del recomendado para descansar, sin embargo, aclara que el “hecho de que se sienta descansado no significa que estará más saludable”.
“Hay ciertas enfermedades asociadas al sueño, como la apnea del sueño. Esa fragmentación del sueño, de poca calidad, se asocia con múltiples enfermedades. Quien tiene un sueño fragmentado tiene incidencia de hipertensión, diabetes, infartos. También, hay riesgos de depresión, impotencia; el espectro es amplio en términos de salud”, explica quien además atribuye la falta de concentración, en algunas personas, a las pocas horas de reposo nocturno.
El doctor añade que la carencia de descanso incide en la ganancia de peso. Asegura que las personas que no descansan bien, tienden a comer más porque les da más hambre de lo usual.
Ante este panorama, Casal resalta que no se puede subestimar la importancia del sueño porque es una necesidad del organismo.
“Si pasamos un tercio de la vida durmiendo, tiene que tener una función indispensable para que podamos vivir con calidad”, concluye.
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