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La menopausia no significa el final del deseo sexual, sino su transformación

De cambios, retos y nuevas conversaciones sobre la perimenopausia y la menopausia

16 de octubre de 2025 - 12:00 AM

Josie Edmée Arroyo, sexóloga y educadora, certificada en salud sexual y menopausia. Créditos: Lugar: Hilton Garden Inn San Juan, Condado / 787-723-2000; top y falda: Beamina, San Patricio Plaza makeup artist: Yash Ayala / @yashayala. (BrandStudio)

La menopausia es un destino seguro para todas las mujeres, pero todavía persisten muchas dudas sobre cómo asumir los retos que conlleva. Se conoce como perimenopausia al periodo de transición que antecede a la menopausia y que puede comenzar hasta diez años antes de la última menstruación.

“La menopausia, en promedio, ocurre entre los 45 y los 55 años. Esto significa que no es raro que una mujer de 35 años ya esté entrando en la perimenopausia sin darse cuenta y manteniendo un ciclo regular”, explicó la sexóloga y educadora Josie Edmee Arroyo, certificada en salud sexual y menopausia.

Durante esta etapa, la progesterona es la primera hormona que comienza a descender, provocando síntomas que van más allá de los conocidos sofocos: dificultades para dormir, cambios en la memoria, niebla mental, pérdida de energía, resequedad en la piel y cabello más fino. Más adelante llega la disminución del estrógeno, hormona esencial para la salud cardiovascular y para mantener los genitales bien lubricados y sensibles.

“Cuando esa hormona baja, aumenta el riesgo de infecciones urinarias, el sexo puede resultar doloroso y, si no duermes bien o tu ánimo fluctúa, todo se conecta: falta de energía, falta de deseo, quizás dolor”, detalló Arroyo.

No existe un examen definitivo que confirme la perimenopausia, pues las hormonas fluctúan a diario.

“Los resultados pueden parecer normales para tu edad, pero si ya no produces la cantidad que tenías a los 30, habrá efectos. Por eso es tan importante escuchar el cuerpo y validarlo con profesionales de la salud”, subrayó la especialista, al indicar que aunque alrededor de un 15 % de las mujeres no presenta síntomas, la mayoría sí experimenta transformaciones que requieren atención.

La sexualidad no queda fuera de estos cambios. Otra hormona que disminuye es la testosterona, vinculada al deseo sexual. Muchas mujeres, por falta de información, no buscan ayuda ni conversan con sus parejas, lo que dificulta la adaptación.

“Uno de los grandes mitos es pensar que las cosas seguirán igual. En realidad, a menudo es necesario hacer ajustes en el estilo de vida para mantener una sexualidad satisfactoria”, advirtió Arroyo.

El deseo sexual, añadió, no siempre aparece de manera espontánea. Al principio de una relación lo nuevo excita, pero, con la rutina, el deseo necesita estímulos. Por eso recomienda cultivar el erotismo a diario: planificar encuentros, buscar novedades, mantener la autonomía y, sobre todo, hablar de lo que gusta y lo que detiene.

“Muchas mujeres terminan teniendo sexo para complacer, no por placer. Y el sexo debe ser por placer”, insistió.

Para la pareja, el consejo es claro: el órgano sexual más poderoso es el cerebro. Escuchar, aprender y participar de la conversación es esencial. Es necesario incluir a los hombres en la conversación y que ellos también se interesen por educarse. Este acercamiento de ambas partes no solo fortalece la conexión, sino que puede crear lazos más profundos. Asimismo, mantener la curiosidad, probar escenarios distintos y romper el libreto de siempre —misma cama, mismas posiciones, misma hora— puede revitalizar el encuentro.

Pero la perimenopausia y la menopausia no afectan solo la intimidad. También pueden impactar la salud física y hasta la economía familiar. La falta de sueño, el agotamiento o el dolor repercuten en el rendimiento laboral y en la calidad de vida. Además, la caída hormonal aumenta los riesgos de enfermedades cardiovasculares, fracturas y accidentes cerebrovasculares. Atender los síntomas no es un asunto de vanidad, sino de bienestar integral.

Frente a estos desafíos, la orientación médica adecuada es fundamental. Existen terapias hormonales seguras —cremas, geles, parches, pastillas de estrógeno, progesterona o testosterona— que pueden proteger la salud a largo plazo. “Todavía hay médicos que solo ofrecen pellets o que mantienen mitos sobre el riesgo de cáncer. Cada mujer merece información completa para decidir qué tratamiento le conviene”, insistió la sexóloga.

Conocer las distintas opciones permite tomar decisiones informadas y mejorar la calidad de vida. Con la intención de abrir estas conversaciones y ofrecer herramientas prácticas, Arroyo convocó al público al evento “Más allá de los ovarios”, que se celebrará el 17 de octubre a las 5:00 p.m. en Monkey Do Studios, en San Juan. Allí, un panel de mujeres expertas compartirá información actualizada sobre la perimenopausia y la menopausia en un ambiente ameno y sin reservas.

El encuentro busca que las participantes se lleven conocimiento médico actualizado y, sobre todo, la confianza para conversar sin miedo con sus parejas, familias y profesionales de la salud.

Es importante recordar que la menopausia no significa el final del deseo, sino su transformación. La sexualidad cambia constantemente, y eso es parte de la vida. Pretender que siempre sea igual es ir contra la naturaleza.

La clave, insistió Arroyo, es aceptar la transición, buscar apoyo profesional y mantener el diálogo abierto. “No podemos tener una vida sexual saludable si no estamos saludables en general. Hablar de menopausia es hablar de bienestar físico, emocional y de una sexualidad plena”, puntualizó.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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