

Con la edad, llega a la vida de la mujer la etapa de la menopausia y sus múltiples síntomas, que se deben a los cambios hormonales que atraviesa. El detalle es que estas manifestaciones pueden confundirse o combinarse con los síntomas de enfermedades tiroideas, que son más comunes en mujeres y que, con la edad, suelen aumentar el riesgo de su padecimiento.
“La menopausia se define como ese momento en que la mujer deja de producir estrógenos y entra en la fase donde ya no ovula más. Es el periodo después de la última menstruación, cuando ya el ovario no sigue produciendo la cascada de estrógenos, entra en una deficiencia y deja de menstruar. Esto ocurre entre los 50 y los 51 años; puede haber menopausia prematura y puede haber menopausia tardía”, explicó el endocrinólogo Jorge De Jesús Miranda.
En cuanto a las enfermedades tiroideas, el médico señaló que son más comunes en la mujer. Sus síntomas pueden ser similares a los que se presentan en la menopausia: cambios de humor, palpitaciones, sudoración, problemas con el sueño, pérdida de cabello e irregularidad menstrual antes de que llegue la última menstruación.
La similitud en la sintomatología, aceptó el endocrinólogo, “representa un reto para descifrar si los síntomas son por la falta de estrógenos causada por la menopausia o si es por los efectos de desórdenes de las hormonas tiroideas. Como los síntomas pueden ser por ambas cosas, hay que estar alertas y realizar las pruebas correspondientes”, indicó.
Por ende, De Jesús Miranda afirmó que existe una relación entre la menopausia y las enfermedades tiroideas.
“Las enfermedades tiroideas aumentan con la edad y coexisten frecuentemente con la menopausia y sí, hay una relación que todavía no se conoce entre los estrógenos y la tiroides. Cuando hay menarquia (primera menstruación de la mujer) en una edad más temprana, esa mujer tiene más riesgo de padecer cáncer de tiroides y, cuando hay menopausia quirúrgica, hay más riesgo de cáncer de tiroides. Así que hay una relación que todavía no conocemos entre los estrógenos y la tiroides y, según pasa el tiempo, aumentan los riesgos de enfermedades tiroideas en hombres y en mujeres, pero en mujeres es mayor”, detalló el endocrinólogo.
La realización de pruebas es fundamental para definir qué está impactando la vida de esa mujer, si es solo el “cambio de vida” o verificar cómo está funcionando su tiroides.
En el caso de que las pruebas reflejen que la mujer presenta problemas de tiroides y que está en su etapa de menopausia, el médico advirtió que se debe tener claro el nivel de medicación para evitar riesgos adicionales por falta de tratamiento o por tratamiento excesivo.
“Cuando la mujer entra en menopausia, aumenta el riesgo de osteoporosis y debemos tener un fino balance en la dosificación de hormonas tiroideas que nosotros le damos. Tenemos que medir la TSH (Hormona Estimulante de la Tiroides), que es una medida de cuán bien tengo a la mujer suplementada con levotiroxina, que es la hormona tiroidea. Si el TSH está muy alto, tengo que subir la dosis de levotiroxina. Y, si el TSH está muy bajo, tengo que bajar la dosis de levotiroxina, porque si la tengo sobremedicada, aumenta el riesgo de osteoporosis”, destacó el especialista, quien afirmó que, en estudios realizados en Puerto Rico, “se ha encontrado que un número significativo de mujeres posmenopáusicas, que padecen de tiroides, están sobremedicadas”.
Además de la osteoporosis, estas pacientes podrían presentar más riesgo de enfermedad cardiovascular.
“Presentan un aumento de arritmias si están sobremedicadas. Cuando la tiroides está vaga y el TSH está alto, sube el colesterol y los triglicéridos. Cuando hay tiroides vago en la mujer con menopausia, puede haber también hígado graso. Esa combinación es muy delicada porque pone a la paciente en más riesgo cardiovascular cuando hay hipotiroidismo e hígado graso a la misma vez”, dijo el médico.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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