

La higiene es la base para la protección de la salud oral, por lo que, aprovechando que agosto es el Mes de Concienciación de la Salud Oral, buscamos las mejores recomendaciones para que puedas escoger el enjuagador bucal que se ajuste a tus necesidades, en caso de necesitarlo. Sí, leíste bien —en caso de necesitarlo—. La doctora Elaine Pagán, dentista pediátrica y catedrática de la Escuela de Medicina Dental de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Ciencias Médicas (RCM), estableció que no todos tenemos que utilizar enjuagador. Esto es contrario al cepillado y el hilo dental, que son pasos indispensables e insustituibles en la higiene oral.
“El uso del enjuagador bucal va a depender de la necesidad de cada individuo. Nosotros somos individuos biológicos diferentes y depende de la situación o la afección que tenemos y lo que presentamos ante un examen de un dentista, es que entonces el dentista recomienda o no el uso de un enjuagador bucal”, explicó la doctora Pagán.
Madres embarazadas: Se recomienda que mamá, incluso todo el núcleo familiar, además de atenderse con el dentista y utilizar las medidas de higiene oral adecuada, utilicen enjuague de fluoruro de sodio diariamente para evitar las bacterias.
Cuando ese bebé nace, su boca está estéril. Sin embargo, comenzamos a soplarle la comida, a besarlo y a compartir cuchara. Cuanto más altas sean nuestras bacterias y más incurramos en esas prácticas, mayor será la probabilidad de que ocurra esa transmisión vertical de mamá o cuidadores al bebé.
Niños de 6 años o más: A esta edad es que se va a integrar el enjuague de fluoruro de sodio en el niño. Pero el dentista, en casos donde el niño no tenga unas prácticas de higiene saludables ni la supervisión adecuada e ingiera comidas azucaradas y altas en carbohidratos, podría decidir integrar los enjuagues de fluoruro antes de los 6 años. Esto es bajo recomendación médica de un profesional.
Adultos mayores: Los adultos mayores, que muchas veces pierden saliva porque están en medicamentos o por el proceso natural del cuerpo, no deben usar enjuagador con alcohol y se recomienda que utilicen un enjuague con fluoruro porque la boca seca puede predisponerlos a caries.
Personas con braces: El ortodoncista o el dentista pueden recomendar un enjuague de fluoruro estañoso. Este previene la gingivitis porque, en el caso de los niños, los cambios hormonales y la higiene oral deficiente hacen necesario que se integren estos enjuagues por cierto tiempo. Este producto tiene una desventaja, ya que puede manchar los dientes, por lo que hay que ser cautelosos y utilizarlo bajo supervisión del profesional dental.
Personas con tendencia a producir placa y piedra: Esos pacientes pueden utilizar un enjuague específico que diga: “Anti-Tartar” o “antiplaca”. Estos tienen otros componentes que interactúan de tal manera que tiendes a formar menos placa y menos piedra. Tienen la desventaja de que, a ciertos pacientes, ese componente antipiedra puede causarles molestia, sensibilidad o reacciones. Es importante consultar con su dentista antes de usarlo o si desarrollan molestias.
Enjuagues sin alcohol
El enjuagador no debe contener alcohol, ya que hay evidencia de que la exposición a alcohol podría llevar a desarrollar lesiones precancerosas o cancerosas.
Enjuagues de antibiótico
El que mayormente se usa es la clorhexidina, que es un antibiótico. Usualmente, estos enjuagues se recomiendan en varias situaciones:
1. En pacientes con enfermedad periodontal o gingivitis:
2. Para pacientes con enfermedades en las encías. Debe ser recetado por el dentista por un periodo de dos semanas, media onza dos veces al día.
3. En mujeres embarazadas desde los seis meses:
Durante una semana, una vez al mes, las embarazadas deben usar enjuagues de clorhexidina por dos razones: por la transmisibilidad o por el cambio de hormonas a nivel sistémico que producen cambios en las encías.
Importante: La exposición a este enjuague debe ser después de los 6 meses de embarazo, por un periodo corto cada mes. Luego, debe descontinuarse, pues puede manchar los dientes, alterar el microbioma más allá de la boca y del tracto gastrointestinal, y crear resistencia a ese antibiótico.
Se utiliza cuando la persona tiene tejidos lastimados. Es un enjuague paliativo que ayuda a la regeneración de esas encías. Se puede comprar sin receta, pero es el dentista el que debe hacer la recomendación.
Tiene un componente que se llama “carbamide peroxide” o “peróxido de carbamide”, que es el mismo que tienen los geles de blanqueado y las personas lo utilizan para tener los dientes más blancos. Pero debe ser con la supervisión de un dentista porque hay personas a las que les da sensibilidad.
Importante: Con los adolescentes, hay que tener cuidado en su uso, ya que ellos tienen la pulpa dental bastante cerca de la superficie, y pueden desarrollar sensibilidad.
Protegen el esmalte y pueden remineralizar y reponer ese calcio que está perdiendo la persona por la poca salivación, ya sea por condiciones donde se seca la boca o tratamientos. Se debe consultar al dentista porque puede que el paciente requiera medicamentos para que el cuerpo empiece a desarrollar más saliva o la prescripción de chicles para que se promueva la producción de saliva y proteja la cavidad oral de desarrollar caries.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
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