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El cambio climático representa la mayor amenaza para los anfibios del planeta, según un nuevo estudio publicado en la revista arbitrada Nature, lo que, en el caso de Puerto Rico, repercute principalmente en el coquí, que, de sus 14 especies, cuatro ya están en peligro de desaparecer.
Un 41% de los anfibios, a nivel global, está en riesgo de desaparecer, y el Neotrópico –la zona biogeográfica que incluye a Puerto Rico– figura como la región que alberga la mayor concentración de especies amenazadas, explicó Rafael Joglar, profesor en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras y uno de los aproximadamente 100 autores del estudio.
“Nuestros anfibios están muy amenazados”, advirtió Joglar. “Si los coquíes están amenazados (por el cambio climático), nosotros también estamos amenazados”.
Estudios anteriores han demostrado que el cambio climático ha alterado el canto y el tamaño de los coquíes, pues se han hecho más pequeños para adaptarse a las temperaturas más cálidas. La reducción en el tamaño de las ranas podría provocar consecuencias graves en el ecosistema, ya que sirven de comida para otros animales y controlan insectos, como mosquitos.
Algunas especies, sin embargo, se encuentran en mejor condición que otras. El coquí común, por ejemplo, es una especie abundante en Puerto Rico y adaptable, mientras las especies de montaña alta –grupo que incluye aquellas en peligro de desaparecer– son “más delicadas”, señaló Joglar. Las especies amenazadas son los coquíes caoba, martillito, de la montaña y grillo.
“Las especies de montaña alta tienen un rango de poca tolerancia hacia los cambios en temperatura”, abundó el biólogo. “Lo que hemos notado es que estas especies han ido subiendo en las montañas; cada vez están más alto. Antes, especies que se encontraban en elevaciones intermedias ahora están únicamente en elevaciones mayores en Puerto Rico”.
Mientras siguen aumentando las temperaturas, recalcó Joglar, las ranas eventualmente se quedarán sin espacio para continuar subiendo a elevaciones más altas.
Los vertebrados más amenazados
El estudio, publicado en octubre, analizó 8,011 anfibios en todo el mundo, y concluyó que dos de cada cinco especies están en peligro de extinción.
Las regiones con la mayor concentración de especies amenazadas incluyen el Caribe, Mesoamérica y los Andes Tropicales, entre otras. “Los anfibios no están distribuidos uniformemente”, explicó Joglar, de Proyecto Coquí. “Lo que llamamos el Neotrópico es de las regiones más ricas en términos de biodiversidad y más ricas en diversidad de anfibios”. Las especies tropicales, continuó, son más susceptibles a los cambios en el clima.
La segunda Evaluación Global de Anfibios, finalizada en junio de 2022, actualiza los resultados de un primer estudio publicado en 2004. En aquel momento, científicos encontraron que, entre 1980 y 2004, las enfermedades y la pérdida de hábitat representaban los riesgos principales a la supervivencia de los animales de sangre fría.
“La situación de los anfibios se ha continuado deteriorando de allá para acá”, puntualizó Joglar.
Al momento, científicos han confirmado la extinción de 37 especies, pero el número podría alcanzar 222, tomando en cuenta que hay 185 anfibios adicionales sin población sobreviviente conocida.
El informe encontró que las salamandras son los anfibios más amenazados, con tres de cada cinco especies en peligro de extinción. Este tipo de anfibio no habita en Puerto Rico, aclaró Joglar. Los animales que las personas comúnmente llaman “salamandra” son realmente reptiles.
Los científicos levantaron bandera sobre la necesidad de ampliar significativamente inversiones en la conservación de anfibios para detener la desaparición de especies. Desde 1980, señalaron, el riesgo de extinción de 63 especies se ha reducido gracias a los esfuerzos de conservación.
Atención urgente
Joglar planteó que, para atender el cambio climático y frenar la desaparición de los anfibios en la isla, se debe abandonar la quema de combustibles fósiles y apostar a fuentes de energía renovable, particularmente, solar. El biólogo puntualizó, además, sobre la necesidad de llevar a cabo proyectos de reforestación y conservación.
También, recalcó sobre la urgencia de ejecutar acciones de manera inmediata, antes de que sea muy tarde. “No podemos perder un segundo”, manifestó.
Los anfibios son “extremadamente importantes” y sirven como indicadores cruciales sobre el estado ambiental del planeta, expuso Joglar. “Los anfibios en Puerto Rico”, ilustró, “nos están diciendo: ‘Aquí hay un problema serio’. Nadie está escuchando”.