

12 de noviembre de 2025 - 10:35 AM

“Me gustaría tomar un crucero”, me dijo una vecina cuando le conté que iba a partir en una travesía por el Caribe en el Regent Seven Seas Grandeur, “pero temo aburrirme los días en alta mar.”
Es algo que con frecuencia personas que no han viajado por barco piensan. Yo le digo a mi vecina y a otros que también me preguntan, que según cifras de la organización internacional de líneas de cruceros Cruise Lines INternational Association, de los 34.6 millones de pasajeros que se embarcaron en 2024, 23.8 millones (el 69 por ciento) ya habían navegado antes. ¡Si se hubieran aburrido, probablemente no hubieran regresado!
A mi vecina también le conté a mi regreso lo que yo había hecho en días (¡nada aburridos!)en alta mar en el Regent Seven Seas Grandeur, un barco de 55,500 toneladas, tipo mega-yate, con capacidad para 744 pasajeros. Mi día ideal en el mar aquí siempre comienza con una orden matutina de servicio a la cabina: jugo de naranja, frutas frescas, tortilla, tostadas y té, que mi esposo Humberto y yo disfrutamos al fresco en nuestra terraza.

Acto seguido, damos un paseo por cubierta para disfrutar de vistas del mar, aves y, a veces, vida marina, que dependiendo del itinerario pueden incluir delfines, ballenas, peces voladores y tortugas. El barco tiene actividades organizadas incluyendo competencias de ping pong, mini golf, juego de tejo, pickleball y otros pasatiempos en cubierta, al igual que charlas sobre los puertos. Nosotros preferimos el paseo por cubierta y después nos vamos a la bella piscina y Jacuzzis del barco, en algunas ocasiones hacemos arreglos en el Spa para un relajante tratamiento, quizás un masaje, manicura, o corte de pelo.
El almuerzo lo hacemos en el Compass Rose, un comedor precioso que da la impresión de ser un bosque helado, o en uno de los restaurantes alternativos del barco que sirven almuerzo en días en alta mar: Chartreuse, con especialidades francesas y Prime 7, con deliciosas costillas, filetes y otras delicias. Para el postre a veces vamos a la heladería que ofrece además de helados, ricos batidos.

Por la tarde, vamos a una de las charlas sobre la historia y cultura de los puertos y la región del itinerario. Los que prefieran otras diversiones tienen a su disposición el casino, boutiques, la escuela de cocina, esta última muy popular con clases sobre platillos típicos de los puertos y clásicos culinarios, y también hay una excelente y acogedora biblioteca con una buena colección de libros, cómodo mobiliario y vistas del mar. Otros pasatiempos incluyen sesiones de artes manuales.
A eso de las 4:00 p.m. siempre vamos al té musical del barco, amenizado por un pianista u otro músico, y con despliegues tentadores de dulces y emparedados para una magnífica merienda, acompañados de una variedad de tés, cafés u otras bebidas. ¡Una copa de champán, por cierto, nunca resulta aburrida!
No nos perdemos las competencias diarias de trivia después de asistir al té. Nos gusta este tipo de actividad, pues nos unimos al mismo grupo todos los días y, así, conocemos a otros pasajeros y entablamos amistades. También hacemos los rompecabezas de Mensa cuyas respuestas se revelan después de concluir la sesión de trivia.

Los días en alta mar también nos gusta ir a cenar a uno de los restaurantes alternativos del barco (hay cuatro, los ya mencionados Chartreuse y Prime 7, y La Veranda Sette Mari con especialidades italianas, y Pacific Rim, nuestro favorito con decorado, ambiente y especialidades del Asia. Las cenas aquí, en un ambiente zen, con delicias como sushi, dim sum, costillas de cerdo a la barbacoa china, langosta tempura y postres incluyendo tres leches de coco, pastel de ron, platillo de frutas exóticas y una variedad de helados, siempre son memorables.
Después de la cena, generalmente vamos a uno de los salones públicos donde un dúo toca música bailable o al teatro donde se presentan revistas musicales al estilo de Broadway, comediantes, pianistas y otros artistas. Si no nos llama la atención el espectáculo de alguna noche, vamos a dar un paseo por cubierta bajo las estrellas o a ver una película en nuestra suite (todas las cabinas son suites en el Regent Seven Seas Grandeur).
De más está decir que terminamos el día, en este crucero de lujo, sin aburrimiento, al igual que en otros barcos de varias categorías tanto económica como los cruceros de Norwegian Cruise Line, al igual que de precios moderados incluyendo los de Oceania Cruises, que también ofrecen docenas de actividades diarias. Cuando le conté todo esto a mi vecina me dijo que ahora no estaba ya preocupada por el aburrimiento, pero pensaba que era mejor no ir, pues iba a aumentar de peso. ¡Eso no lo pude negar, pues yo aumenté tres libras!
Info.: www.rssc.com.
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