El gremio del periodismo puertorriqueño está de luto, hoy, jueves, ante la muerte del veterano fotoperiodista Luis Ramos, quien trabajó por casi cuatro décadas en El Nuevo Día.

Ramos falleció en la madrugada de este jueves, a sus 83 años, por complicaciones de salud. El fotógrafo de Humacao tuvo un ojo preciso y sensible para documentar la modernidad, la cotidianidad e historia de Puerto Rico desde principios de la década del 60 hasta comienzos del siglo 21.

Su olfato periodístico le permitió ser uno de los gestores de El Nuevo Día al desarrollar el formato y la visión del medio de comunicación fundado por el fenecido Antonio Luis Ferré Ramírez de Arellano (1934 – 2024).

Por encomienda y confianza absoluta de Ferré Ramírez de Arellano, Ramos dirigió el primer grupo de fotógrafos de El Nuevo Día, bajo la dirección editorial del fenecido Carlos Castañeda, junto al enfoque gráfico del también fallecido artista e ilustrador José L. Díaz de Villegas.

Su instinto, su don de gente y su pasión por un fotoperiodismo 24-7, -siempre portaba consigo una cámara-, le permitieron capturar escenas que son parte esencial de nuestra historia política, deportiva, cultural y cotidiana del puertorriqueño.

Luis Alberto Ferré Rangel, quien fue reportero y director de El Nuevo Día, lamentó su partida física, pero a su vez recordó la huella imborrable de Ramos en el periodismo del país.

“Luis Ramos fue parte del equipo fundacional de El Nuevo Día junto a Carlos Castañeda y José Luis Díaz Villegas. Ellos tres prácticamente marcaron la ruta periodística, de estilo del periódico y toda esa parte gráfica. Ramos fue el responsable de buscar el equipo de fotógrafos de ese momento y marcar la pauta visual fotoperiodista. De ahí se nutrieron todo el resto de los fotoperiodistas. La escuela de Luis Ramos fue de agresividad periodística y de inmediatez, sin olvidar que dormía con el radio de la policía al lado de su cama”, añadió Ferré Rangel al recordar la pasión insaciable de Ramos por captar la imagen de la noticia.

Así lo hizo, Ramos por 37 años en El Nuevo Día, hasta su retiro en el 2007. Previo a trabajar en el medio de comunicación también trabajó en el periódico El Imparcial.

“Luis Ramos era el fotógrafo del pueblo, salió de un barrio humilde de Humacao y se identificaba con la gente. Siempre andaba con la cámara. Luis fotografió a artistas, políticos, deportistas y con juan del pueblo y a todos los trataba con el mismo respeto y su don de gente. Tenía un gran ojo y una gran intuición”, señaló Ferré Rangel.

Entre sus trabajos de fotoperiodismo figura la icónica foto del hit 3,000 de Roberto Clemente; la imagen de Pablo Casals tocando el chelo en el cuarto del hospital poco tiempo antes de morir; la llegada del Papa Juan Pablo II a la República Dominicana; la visita de Lolita Lebrón a la tumba de Pedro Albizu Campos tras su excarcelación; el sepelio de Luis Muñoz Marín, y muchas otras estampas del campo, los jíbaros, la pobreza y la ciudad antes de la industrialización.

A nivel personal, Ferré Rangel describió a Ramos como su padrino y mentor laboral porque “me enseñó sobre la ética periodística y fue una persona a la que acudía mucho cuando empezaba como reportero en el periódico”.

“El estar con Luis y con el resto de los fotoperiodistas me enseñó a valorar que la fotografía nunca iba a estar en un segundo plano, sino en primer plano”, reiteró el asesor editorial principal de GFR Media.

En ese sentido el pasado director de fotografía de El Nuevo Día y Primera Hora, Dennis Rivera señaló que además de trabajar con el fenecido fotógrafo a su llegada en el 2007 a la redacción, tuvo la oportunidad luego en el 2022 de rescatar unos negativos inéditos del trabajo de Ramos en el Archivo histórico de El Nuevo Día que dieron paso a la exposición fotográfica que conmemoró el 50 aniversario del momento en que Clemente disparó su hit número 3,000 en las Grandes Ligas. Ramos fue quien hizo el corte de cinta de la apertura de la exposición en San Juan. Estar presente en el evento fue una gran satisfacción para el fotoperiodista y quienes trabajaron con él.

“Ramos documentó la modernidad de Puerto Rico y fue un hombre de confianza de don Antonio Luis. Se dio a la tarea de formar ese grupo de primeros fotógrafos que le dieron la identidad visual a El Nuevo Día. Ramos, bajo la visión de Castañeda se encargó de que El Nuevo Día y Puerto Rico estuvieran presente en los hechos noticiosos del mundo como las olimpiadas o los conflictos. Muchos lo recuerdan por la foto de Clemente y al regresar a El Nuevo Día encontré un grupo de negativos de fotos de Ramos que no se habían publicado y que denotaban su sensibilidad. Además de las fotos de Clemente, había fotos del jíbaro y de Puerto Rico en los años 60 y fue un amante de los Bomberos y fue bombero honorario”, destacó Rivera.

Rivera también recordó que el veterano fotoperiodista dormía con un radio de la policía al lado de su cama para poder alertar al equipo de fotoperiodistas de la redacción de El Nuevo Día.

En ese equipo de fotoperiodistas estaba Xavier Araújo, quien llegó en el 1995 como practicante y continúa en la redacción de El Nuevo Día. Ramos era el director de fotografía en ese entonces.

Araújo indicó que gracias a las exigencias de Ramos, tanto él como otros fotógrafos pudieron desarrollar ese olfato periodístico que se requiere en el Departamento de fotografía de un medio de comunicación. Esos primeros fotógrafos que conformaron el equipo de El Nuevo Día, todos,- fueron de alguna manera- mentores en desarrollo de su carrera.

“Ramos era bien exigente y su trabajo era una prioridad. Para él era fotoperiodismo 24 horas. Eran noticias 24 horas y no importaba que fueran las 3:00 a.m. y si había un operativo él te llamaba y te activaba. Ramos casi siempre trabajaba los siete días de la semana. Si se cogía un domingo, a veces iba a la Redacción para hacer la agenda del lunes. Ramos vivió para el fotoperiodismo y era bien exigente. En ese sentido tuvo grandes fotógrafos a su lado y al llegar yo pude trabajar con todos ellos que fueron mis maestros”, puntualizó Araújo.

Tanto Araújo como Rivera, además de lamentar su fallecimiento, prefieren recordarlo con gratitud sus aportaciones y legado al periodismo del país.