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José Antonio Vélez Burgos: maestro apasionado del tabaco

El artesano confecciona cigarros, tabaco hilado y picadura de pipa de manera artesanal

1 de septiembre de 2021 - 11:40 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 3 años.
José Vélez Burgos trabaja la hoja del tabaco para hacer puros y picadura para pipa su marca es Pasión de mi Tierra. (Jorge A Ramirez Portela)

YAUCO.- La explosión de sabores que sintió en su paladar al probar el tabaco por primera vez fue lo que motivó al artesano José Antonio Vélez Burgos a buscar por toda la Isla un maestro que le enseñara a trabajar con el casi extinto renglón.

Así fue a Quebradillas, Isabela, Añasco, Guayanilla, Ponce, Naguabo y Cayey, pero los cigarros que encontró en el camino no llenaban sus expectativas. Tras correr de pueblo en pueblo, Vélez Burgos se topó con la persona que le mostró los secretos del arte de confeccionar un buen tabaco, en el Viejo San Juan.

“La primera impresión del tabaco fue para mí, una cosa exquisita… el aroma, el sabor, el paladar, me voló el paladar. Unos sabores increíbles. Ahí me dedico a buscar personas que se dedicaran al tabaco, porque quería aprender. Corrí todo Puerto Rico, literalmente, pero fue en una plaza del Viejo San Juan donde se reunían unos artesanos y allí estaba el maestro Rafael Ramos. Ese señor, me enseñó mucho y me impresionó por su calidad humana”, recordó el artesano oriundo del barrio Palomas de Yauco.

Muestra de hojas de tabaco como materia prima  con la que trabaja el artesano José Vélez Burgos.
Muestra de hojas de tabaco como materia prima con la que trabaja el artesano José Vélez Burgos. (Jorge A Ramirez Portela)

“Sacó una mesa, puso dos sillas, uno frente al otro y puso varias hojas de tabaco en su mesa y me preguntó: ‘¿Qué es esto?’ Pero yo no sabía lo que era y me dio una charla de lo que era cada hoja y de cómo se sacaba la hoja de la planta”, relató.

Fue a través del maestro artesano, en el año 2000, que este delineante de profesión conoció las degustaciones que ahora recrea mediante el producto “Pasiones de mi tierra”.

“Me dijo, ‘vas a coger esta hoja’, partió un pedazo y me dijo ‘mastícala como dos minutos en tu boca’. Ahí empecé a conocer lo que era cada hoja de tabaco y qué sabores le podía obtener de la hoja”, detalló.

Asimismo, explicó que el proceso de secar una hoja de tabaco puede tomar entre dos a tres meses, ya que conlleva una etapa de curación.

“Antes en los campos, había ranchones para tender el tabaco. Se prendía una fogata y dentro de esa fogata, llevaban licores, se echaba madera, especias, todo para que ese aroma se impregnara dentro de la hoja de tabaco. El tabaco, aunque es una hoja muerta porque está seca, retiene y expide sabores y olores. Por eso es que cuando usted fuma un cigarro, puede saborear diferentes tipos de aromas y sabores. Va a encontrar pimienta, sabor a madera, básicamente como el vino, que usted encuentra muchos sabores, solo que en lugar de una uva, es una hoja”, explicó.

Logo Somos Yauco.
Logo Somos Yauco. (El Nuevo Día)

Igualmente, resaltó la manera en que trabaja el añejamiento de sus hojas que compra en cantidades limitadas, por la escasez de agricultores de tabaco. “Compro, almaceno y, de lo poco que tengo, lo voy trabajando. Le hago un doble añejamiento para lograr lo que deseo. El cultivo del tabaco es tedioso, porque hay un gusano parecido al de la mariposa que puede liquidar una planta en una noche; una planta completa, no importa su tamaño”, dijo.

Vélez Burgos sobresale además porque también trabaja picadura de pipa, un proceso que puede tomar varios meses en completarse.

“El fuerte mío es hacer cigarro, pero tengo el conocimiento de hacer tabaco hilado y picadura de pipa. El único que hace picadura de pipa en un formato orgánico, soy yo. Yo prefiero la pipa porque es más aromática. Yo le puedo dar sabor a tamarindo, cherry, miel. Me puedo tardar de uno a dos días en sacar el sabor que quiero. Tan pronto consigo el punto que deseo, pico la hoja bien pequeña, lo echo en una funda o envase de plástico, y empiezo a mezclar y lo llevo a descansar para añejamiento. Luego vuelvo a la semana, lo muevo y lo vuelvo a guardar, y así sigo durante dos o tres meses”.

El artesano, cuya biografía está expuesta en el Museo del Tabaco de Caguas, lamentó que se destruyera la fructífera industria del tabaco en la Isla, al importarse otro tipo de industrias de manufactura.

“En Puerto Rico se destruyó la industria del tabaco. Se dejó perder por lo que Puerto Rico se ha distinguido que ha estado número cinco a nivel mundial de la cosecha del tabaco, incluso de los tabaqueros, porque los cigarros que se sacaban de Puerto Rico podían batallarse de tú a tú con cualquiera del mundo”, argumentó.

“Ahora somos pocos los que tenemos conocimiento en el tabaco y ya casi no existen los agricultores de tabaco, porque el último murió hace cerca de cuatro años. Hay unos muchachos en el área de Coamo y Villalba haciendo sus siembras. En Orocovis y Morovis quedan algunos. Son siembras pequeñas”, agregó.

Pero esto no desanima este artesano, quien se deleita al darle forma a una variedad de mezclas con las que pretende deleitar el paladar de quien lo experimenta.

En detalle:

El artesano José Antonio Vélez Burgos no cuenta con un establecimiento fijo, sino que se mueve por las diversas ferias artesanales que se realizan en la Isla. Para más información sobre sus productos, puede llamar al 787-648-2858.

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