Su padre y sus hermanos se encerraban en una habitación a ensayar mientras Ivania Zayas acercaba sus orejas a la pared de madera a escuchar sus interpretaciones. La música, pues, ya circulaba por sus venas y a los 13 años audicionó con la banda escolar de Salinas para el estudio de la trompeta y fue seleccionada entre decenas de estudiantes.