Reseña
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Young Miko se emociona hasta el llanto en su primer “Choli”

La artista superó interrupciones de sonido para entregar un espectáculo que incluyó a Villano Antillano y Tokischa, entre otros

6 de diciembre de 2025 - 12:47 PM

Young Miko debutó con su propio espectáculo en el Coliseo de Puerto Rico. (Suministrada)

Es una pared enorme hecha de cables, luces y paneles que proyectan imágenes en movimiento, y que crea una división incómoda dentro del gran espacio, como un muro que le prohíbe paso a la vista. No queda completamente clara su intención; quizás sea solo una parte más del espectáculo. Pero entonces sus luces prenden y toda la estructura comienza a elevarse en el aire, revelando, poco a poco, una persona en su interior. Young Miko aparece sobre el escenario del Coliseo de Puerto Rico en la noche del viernes, en su primer espectáculo como artista principal. El público grita. Y entonces la enorme pared de pantallas parece convertirse en algo más.

María Victoria Ramírez de Arellano soñó muchas veces con este momento. Y ahora parada allí, en el mismísimo centro del recinto musical más legendario del Caribe, el lugar por el que los más grandes artistas del género se esfuerzan todas sus carreras por llegar, “Vicky” parece abarcada por la grandeza del momento. Le toma un momento y el cambio de chip pasa casi desapercibido cuando los dulces acordes de un arpa dejan saber que el primer concierto de la Baby Miko en el “Choli”, ha comenzado.

A simple vista, podría parecer que este concierto es solo un paso más en la carrera de otro artista urbano puertorriqueño que busca consagrarse en ese recinto ya casi sagrado para la escena musical en el país, pero la realidad es que eso sería una simplificación crasa. No porque la música de Miko sea particularmente revolucionaria, sino porque ella, en sí misma, quizá lo es. La voz de Miko se ha transformado en la voz de miles de jóvenes queer que no se conforman con las reglas de género y sexo.

El negro y el rosa son los colores más destacados de la noche. Trajes cortos, pantalones anchos, corsés, cadenas, prendas grandes y maquillaje oscuro son la orden de la noche. Es una mezcla extrañísima de estéticas que van desde lo rockero, cruzan por lo punk, chocan con lo “girly” y abrazan lo “tomboy”. Igual se ven personas con almas de gatito, como seres con almas de panteras, leones y tigres. Todo esto puede coexistir aquí porque ese es el mundo que ha creado Miko junto a sus seguidores: lo dulce puede vivir con lo rudo, lo lindo con lo feroz, lo inocente con lo malicioso. Aquí se abrazan las contradicciones.

En una de las filas del concurrido “merch”, una joven de 23 años, que llegó desde Manatí, resume ese sentimiento: “Ella representa mucho, porque es parte de la comunidad [LGBT], como yo, y en verdad la llevo escuchando desde que salió. I love it. En verdad, ella es tan genuina con todo lo que hace y me encanta”, dice, con voz dulce.

“Desde el inicio no le dio vergüenza hablar de quién es y de lo que le gusta, y eso es hablar con orgullo, simplemente llevar el orgullo de la comunidad visiblemente, y así lo lleva ella”, continúa.

Cuando el concierto comienza y el arpa entona los primeros acordes de “El intro”, la primera canción de su álbum más reciente “Do Not Disturb”, Miko le canta a personas que ven en ella algo más que un ejemplo, que la sienten como parte de su realidad más íntima, porque en sus letras, en sus entrevistas y en su forma de presentarse al mundo, Miko nunca ha escondido quién es.

Tiene el flow, ¿tú no ves los tatuajes?/Le montamo’ el show, tiene todo pa’ pegarse/Cara linda, check, cuerpecito set/Nos entrega el alma y no tiene que preocuparse”, dice la letra. Entregar el alma no es una tarea sencilla, pero la artista sabe que entre su gente puede hacerlo. Ella les canta con una vulnerabilidad que rara vez se permite en espacios donde ser diferente, aún implica riesgos.

Miko canta, su voz, como una brisa suave en los oídos. Cada cierto tiempo se detiene sobre la tarima revelada como para absorber cada segundo de lo que está viviendo, incluso en momentos imperfectos. En medio de uno de los temas, el sonido completo de su producción desaparece. La sorpresa es notable en su rostro y con una sonrisa tímida se disculpa diciendo sin que nadie pueda escucharla “perdón, eso pasa”. Toma poco más de un minuto arreglar el traspié, pero una vez resuelto decide empezar el tema de nuevo, para que tan solo unos momentos después el sonido vuelva a desaparecer. Ahora su expresión es de horror.

Pero el consuelo llega fugaz. Sus fanáticos encienden las luces en sus celulares y gritan su nombre a toda voz. Y por momentos, parada en la tarima esperando, pareciera como si estuviera cubierta en un manto de estrellas.

La noche prosigue, con apariciones de artistas como Elena Rose, Eladio Carrión, Tokischa y Bad Gyal, en temas como “Gyoza”, “Traviesa” y “Chulo pt. 2”.

Villano Antillano y Younk Miko.
Villano Antillano y Younk Miko. (Suministrada)

Un momento muy especial fue cuando apareció sobre el escenario Villano Antillano, vestida como una amazona, moviéndose junto a Miko con una fuerza avasalladora, dejándole saber al mundo que su vida no es objeto de debates, cantando temas como “Vendetta” y “Madre”. Momentos después, mientras Miko hace un cambio de vestuario, se da sobre la tarima un auténtico acto de “ballroom”, donde bailarines danzan al estilo del “vogue”, un aspecto cultural esencial en el desarrollo de la vida queer en el mundo moderno. Mujeres, hombres, personas de género no binario y personas trans se contonean con ferocidad en un acto de libertad, pero también de protesta. Al final, un gran mensaje aparece proyectado en las pantallas: “protect the dolls”, una alusión al discrimen al que cada vez más son expuestas las personas transgéneros.

Vogue ball en el concierto de Young Miko.
Vogue ball en el concierto de Young Miko. (Suministrada)

Ariam Rosado dice que ese es uno de los elementos que más le atrajo a la música de Miko. “Amé su flow y cómo canta sin miedo”, dice. Tiene 29 años y es natural de San Juan. Entre sus cachetes y su nariz descansa una franja de brillo que parece la cola de alguna lejana galaxia.

“Creo que Miko le dice a las generaciones de ahora que sean auténticas. Que, no importa qué, sean y crean en sí mismas, sin importar lo que digan. Creo que ese es uno de los impactos más grandes que puede tener”, explica.

Cerca del final, por más fuerza que ha intentado mostrar, Miko no puede contener las lágrimas. La gente la aplaude, le deja sentir su amor. Ella da las gracias, es lo único que puede hacer. Su cara perfilada se ha puesto roja por el llanto. Y sobre ella, en el aire, cuelga la gran pared de cables, luces y paneles, como diciéndole a su mundo que ningún muro podrá dividirlos, que juntos, con ese mismo amor, podrán derrumbar cualquier muralla que se interponga en el camino.

Young Miko regresa al Coliseo de Puerto Rico esta noche del sábado, para la segunda función de su espectáculo.

“¡Ya tocaba!”: Young Miko anuncia con ansias su primer concierto en el Choli

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En exclusiva con El Nuevo Día, la artista relató el mar de emociones que vive en este importante momento de su carrera.

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