El acto de dar no siempre acarrea grandes sacrificios. Muchas veces solo es cuestión de escuchar, tener compasión y tratar con amabilidad al otro. Es mostrar atención, una sonrisa, un abrazo, estrechar las manos y un buen deseo. Todos son presentes de incalculable valor que, cuando se entregan, nunca quedan sin recompensa.