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¿2026 sin resoluciones? La tendencia que crece en redes sociales de no ponerse metas de Año Nuevo

El cambio se asocia a agotamiento y a la dificultad de cumplir los propósitos, postulan expertos, aunque advierten que estos siguen siendo importantes

30 de diciembre de 2025 - 11:10 PM

Las metas siguen siendo importantes “porque orientan y dan sentido”, por lo que más que eliminarlas, sugieren cambiar la relación con ellas. (Shutterstock)

Un nuevo año suele ser una oportunidad para fijar metas. Pero no para todos. En el último tiempo se ha vuelvo más común ver videos en redes sociales que ironizan sobre los propósitos de fin de año.

“Meta que me propongo para este nuevo año: 0″, se lee en un reel de Instagram que acompaña un mensaje sobre no hacer resoluciones para 2026. La publicación es parte de una tendencia que crece en redes: el rechazo a fijarse objetivos para el próximo año. Así, hashtags como #SinResoluciones agrupan a miles de usuarios. Y en TikTok circulan publicaciones con frases como “Olvida las resoluciones” o “Un 2026 con menos metas”.

“Frente al contexto que estamos viviendo, una sociedad con alta exigencia, esto emerge como una respuesta defensiva y comprensible”, señala Catherine Molina, psicóloga de Clínica Dávila.

“Las metas se vienen presentando hace años como una obligación, un imperativo, y renunciar a ellas puede ser un intento de alivio, no necesariamente de apatía”, explica.Y añade: “Se dice que vivimos en una sociedad del rendimiento, donde las metas son una fuente de agotamiento y culpa, por lo que este deseo de liberarse puede responder a eso”.

Solange Anuch, psicóloga de Clínica Alemana, coincide en que “las metas de Año Nuevo se han instalado por años en relación al logro profesional y al rendimiento, acompañadas de comparación y constante evaluación personal, y eso genera un desgaste”.

Para Luis Gajardo, sociólogo y académico de la U. Central, “el cuestionamiento se viene gestando hace un tiempo y representa una tensión entre la cultura de la productividad y la búsqueda actual del bienestar”. Esto, dice, “ocurre especialmente en generaciones jóvenes. No es que la gente rechace la idea del progreso, sino que ahora se cuestiona la exigencia constante y se valora el tiempo libre, el descanso y la flexibilidad”.

Sin embargo, las metas siguen siendo importantes “porque orientan y dan sentido”, dice María Paz Altuzarra, psicóloga de Clínica U. de los Andes. Más que eliminarlas, lo clave es cambiar la relación con ellas, asegura.

Molina señala que estas “son valiosas cuando funcionan como horizonte y no como exigencia absoluta”. Como ejemplo, plantea que puede ser más útil proponerse incorporar más verduras a la dieta o salir a caminar tres veces por semana, en vez de “decir que voy a ser una persona saludable a partir del 1 de enero”.

La psicóloga también recomienda pensar las metas con anticipación, idealmente semanas antes del fin año e incluso durante los meses previos, para “analizarlas con calma y priorizar lo que realmente es importante”.

Carolina López, psicóloga de Clínica Las Condes, subraya además la importancia de priorizar. “Si nos ponemos demasiadas metas, la verdad es que se nos desordena un poco la vida”, advierte, por lo que sugiere trabajar en pocos objetivos concretos, alineados con lo que cada persona quiere mejorar o cambiar.

Planificación y sentido

Otro punto clave es acompañar los propósitos de un plan para cumplirlos, enfatizan los expertos. Elena Rug, psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, menciona como ejemplo clásico el bajar de peso.

“Cada año decimos que esta vez sí lo haremos y no lo logramos. Y eso pasa porque muchas veces nos enfocamos en un resultado, pero no incluimos en las metas los hábitos que me lleven a conseguirlo”.

Por eso recomienda definir cambios específicos, por ejemplo, en alimentación, ejercicio y rutina, que hagan viable el objetivo, como establecer metas de cuánto caminar a la semana o qué plan de comidas se pondrá en acción.

Gajardo agrega que este cambio en la forma de pensar las metas también abre espacio a otro tipo de objetivos, menos ligados al rendimiento.

“No se trata de perder la ambición, si no de pensar también en metas que tengan que ver con pasar más tiempo con la familia, recuperar vínculos, cuidar la salud mental o simplemente vivir con mayor bienestar”, afirma.

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