

11 de octubre de 2025 - 9:55 AM
Encontrar ratones dentro de una vivienda es un problema más común durante el frío. En esta época, los roedores buscan cobijo en espacios cerrados donde hallan calor, alimento y seguridad para reproducirse.
Los especialistas en control de plagas subrayan que detectar un solo ejemplar debe considerarse una señal de alerta, aplicando el principio de “tolerancia cero” en cualquier inmueble.
Además, recuerdan que los métodos populares, como el uso de menta o lavanda, no tienen respaldo científico. La prevención, el mantenimiento y la intervención profesional son las herramientas efectivas.
Los ratones y ratas se introducen en casas cuando desciende la temperatura, especialmente en otoño e invierno. Aprovechan grietas, desagües o huecos estructurales para acceder y encontrar abrigo y comida.
Este fenómeno no siempre se asocia a falta de higiene; basta una rendija o un envase mal cerrado para atraerlos. También es recomendable mantener los alrededores libres de basura o agua acumulada.
Detectar su presencia a tiempo es esencial. Los indicios iniciales incluyen ruidos nocturnos, excrementos oscuros similares a granos de arroz, cables o muebles mordidos y manchas en suelos o paredes. Estos rastros suelen ocultarse en zonas poco visibles como falsos techos o detrás del mobiliario.
El uso de aromas de menta, lavanda o eucalipto no ofrece resultados comprobados. Los remedios caseros y algunos productos domésticos tampoco garantizan eficacia a largo plazo.
Los expertos advierten que el empleo incorrecto de rodenticidas representa un riesgo para niños, mascotas y animales silvestres, además de no eliminar el foco real del problema. Una evaluación técnica y medidas preventivas son siempre opciones más seguras.
Las estrategias efectivas integran tres pasos: prevención, limpieza y control especializado.
La presencia de ratones puede causar daños materiales y problemas sanitarios. Estos animales transmiten enfermedades como leptospirosis y salmonelosis, además de dañar cables, muebles o tuberías al roerlos. En infestaciones graves, pueden provocar cortocircuitos o incendios. En zonas rurales, su impacto se extiende a cultivos y especies locales.
La constancia es clave para evitar que vuelvan. No deben arrojarse restos de comida al inodoro ni dejar bolsas fuera de los contenedores. Se aconseja reparar fugas de agua, eliminar zonas húmedas y limpiar tanto el interior como el exterior de la vivienda.
Los expertos sugieren un mantenimiento preventivo regular en hogares y comunidades, ya que la inspección periódica permite detectar y controlar focos tempranos antes de que se conviertan en plaga.
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