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Si bien el cáncer deteriora las funciones del cuerpo, también provoca un problema de salud que debilita a las personas de forma exponencial: el dolor crónico. Esta condición puede provocar incapacidad, trastornos de salud mental como la depresión, y mucho sufrimiento, tanto a quien lo experimenta como a sus allegados.
Aunque existen tratamientos eficaces para controlar el dolor, al desarrollar tolerancia y tener que incrementar las dosis, los pacientes a menudo sufren efectos secundarios como náusea, somnolencia, estreñimiento y dependencia. Se estima que esta realidad impactará entre 25 a 30 por ciento de la población en Estados Unidos; sin embargo, existen alternativas más efectivas para tratar el dolor crónico.
Así lo afirmó Aurelys Alicea González, quien ha padecido de este problema de salud desde que su cáncer hizo metástasis en sus huesos y afectó su calidad de vida durante años y, ahora, cuenta ser ’'otra persona’' tras comenzar el año pasado su terapia de administración dirigida de medicamentos (TDD).
’'Mi vida cambió totalmente. Soy una persona mucho más independiente y no tengo dolor. Aunque el cáncer ha avanzado un poco más, no tengo ese dolor que me impedía levantarme y realizar mis quehaceres y atender a mi niño con condiciones especiales. [...] Tenerla es un alivio increíble. Yo vivo mi vida de otra manera’', relató en entrevista con El Nuevo Día.
La TDD se basa en un sistema de infusión que incluye una bomba programable que almacena el medicamento, y un catéter que se conecta al dispositivo y libera el tratamiento al espacio alrededor de la columna vertebral. Tanto la bomba como el catéter se insertan mediante un proceso quirúrgico poco invasivo.
Antes de recibir la bomba de infusión intratecal, Alicea González sufría un dolor crónico que no le permitía en ocasiones levantarse de la cama durante todo el día.
Narró que su independencia también se vio limitada, pues no podía conducir sola a sus citas y cuidar a su hijo sin interrupciones. Aunque estos factores la afectaban, lo más que la agobiaba era el dolor incesante que transcurría por su cuerpo y deterioró su salud mental.
’'El dolor era tan fuerte que no me permitía descansar. A veces, estaba despierta 24 horas [...] Era tan deprimente que yo entiendo ahora por qué muchos pacientes no morimos solo por el cáncer, sino por todas las cosas que esa enfermedad conlleva, y le agradezco y a la vida tener instalada la máquina’', recordó, primero con su voz quebradiza, y luego con agradecimiento.
Por lo general, el dolor crónico provoca un desgaste físico y emocional tanto en pacientes del cáncer como en los cuidadores, por lo que se requiere de una gran disciplina y atención para cumplir con la administración de múltiples dosis orales.
Asimismo, esta responsabilidad se suma a la carga diaria del cuidador y el paciente, por lo que cualquier tratamiento que reduzca efectos secundarios adicionales debe ser la alternativa más óptima, de acuerdo a la oncóloga Elizabeth Calderón.
“Toda la ayuda que se pueda brindar para aminorar esto, tanto el dolor al paciente, como la tensión en el cuidador debe ofrecerse a los pacientes. Es casi un acto de humanidad”, agregó la también hematóloga, quien notó la transformación física y emocional de la paciente después de tratarse con la TDD.
Según Alicea González, los analgésicos que recibía eran inefectivos en tratar el dolor; entre estos, destacó el toradol, tramadol, fentanilo —a través de parchos que se reemplazan cada tres días— y el percocet, que a veces tomaba hasta tres veces por día. Para ella, el único medicamento que ha logrado reducir su dolor significativamente ha sido el sistema de bomba intratecal.
Los medicamentos tradicionales para tratar dolor crónico por cáncer se toman por vía oral, circulan todo el cuerpo a través de la sangre para alcanzar los receptores de dolor y requieren una dosis alta para ser efectivos.
En contraste, la TDD logra reducir el dolor con dosis reducidas y con menos consecuencias negativas, según Carlos Buxó, anestesiólogo subespecialista en manejo de dolor.
“Esta terapia es una opción ideal de tratamiento ya que controla el dolor con una fracción de la dosis oral típica, reduce al mínimo los efectos secundarios y mejora la calidad de vida del paciente. [...] La TDD libera el medicamento directamente a la fuente del dolor usando una bomba intratecal de infusión. Esto significa que niveles más bajos del medicamento circulan en su sangre, hay mejor tolerancia, es menos tóxico y el alivio es más prolongado”, detalló el doctor, quien le recomendó el tratamiento a Alicea González en 2020.
Estudios clínicos sobre el TDD han revelado que los pacientes de cáncer que utilizaron la bomba intratecal experimentaron una mejor calidad de vida al tener un 85 por ciento de mejoría en su movilidad, autocuidado, actividades diarias y reducción del dolor.
Antes de tratarse con esta terapia, el dolor crónico hasta le complicó alimentarse bien, y rebajó alrededor de 30 libras. Ahora, ha logrado recuperar su peso y se siente mucho más cómoda en su cuerpo.
’'Porque no tienes dolor, pues te da apetito, puedes comer. Vives tu vida de otra manera. Vuelvo y te digo, con el dolor que yo sufría, verdaderamente, eso no es vida. Eran momentos en los que me deprimí mucho por el dolor. Pero ahora soy otra persona’', señaló Alicea González.
Por otro lado, agregó que obtuvo el tratamiento por un costo accesible. Al momento, solo tuvo que cubrir algunos de los costos relacionados con el procedimiento quirúrgico, pero la gran parte de los costos fueron cubiertos al ser afiliada del plan Triple S bajo el Plan Vital del Gobierno de Puerto Rico.
Las TDD también están cubiertas por Medicare, y aunque incumben una cirugía, el procedimiento es menos invasivo y relativamente corto en contraste con otras intervenciones realizadas a pacientes de cáncer.
’'Fue una operación ambulatoria. Yo salí el mismo día del hospital, caminando como cualquier persona, después que me levanté de la anestesia y todo’', dijo entusiasmada.
Desde entonces, la paciente lleva casi un año y medio bajo tratamiento con el TDD, se muestra completamente satisfecha y se siente renovada, con un nivel de independencia que se le había arrebatado luego de la metástasis.
Incluso, ahora puede cuidar de su hijo nuevamente y realizar los quehaceres sin tanta dificultad.
’'El dolor era tan grande que no me podía mover. Y ahora mamá puede estar al lado de él. Ahora yo puedo. [...] Lo ayudo a bañar, lo cargo, lo puedo montar en mi guagua. Puedo guiar [...] yo pasé de ser una persona que ya estaba siendo dependiente en muchos aspectos de mi familia a ser una persona más independiente, como siempre lo fui’', puntualizó.
Aunque no puede laborar, ante instrucciones de sus médicos, la ausencia del dolor le ha devuelto su alegría y reducido su depresión.
La paciente reafirmó que fue lo mejor que hizo para tratar su dolor crónico y recomienda la TDD a cualquier persona que sufra de este problema de salud, sean pacientes de cáncer o no.