La marca, que tiene una barra en la calle Tetuán, en el Viejo San Juan, fue fundada por un puertorriqueño y un estadounidense
La marca, que tiene una barra en la calle Tetuán, en el Viejo San Juan, fue fundada por un puertorriqueño y un estadounidense
Cuando los creadores del primer ron puertorriqueño en ganar una medalla de oro en el International Wine & Spirits Competition (IWSC) decidían el nombre para su producto, querían que reflejara un atributo particular, querían que su elixir fuera una premonición. La palabra perfecta resultó ser la más extraña: “scryer” -un adivino, alguien que ve o predice el futuro mediante una herramienta vidente. Así, su ron se convirtió en una promesa, algo con futuro y, tal vez, hasta un toque de magia.
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