Se dice que no hay nada más fuerte que el amor de una madre. Basta conocer a Liz López Berríos para afirmarlo con pruebas irrefutables.
Desde el Malecón de Naguabo, el pasado septiembre, la mujer de 50 años nadó 1.2 millas, pedaleó 55.13 millas en bicicleta hasta San Juan y corrió 13.1 millas para completar el triatlón Summer Costa a Costa, un reto deportivo que no solo realizó en nombre de su hija, sino con ella a lo largo de todo el trayecto con distancias equivalentes a las de un Half Ironman.
Con una balsa y una silla de ruedas especial adaptada para realizar deportes, Liz llevó a Summer, quien vive con hemiplejía en el lado derecho de su cuerpo y una válvula reguladora de hidrocefalia, desde la salida hasta la meta que lograron cruzar juntas tras 7 horas y 28 minutos de sudor, esfuerzo y determinación.
No solo fue una hazaña, sino una promesa cumplida.
“Summer quería empezar a correr y a participar de eventos conmigo. Me pidió que le comprara unas tenis para entrenar y resulta que las tenis llegaron unas semanas después del accidente. Así que, para mí, poder hacer un triatlón juntas era algo muy especial, muy importante, además de poder llevar un mensaje poderoso para que nadie tenga que pasar por lo que nosotras pasamos”, expresó la madre de tres, organizadora de carreras, empresaria y dueña de SaTA Boho Boutique.
La madrugada del primer día del 2016, segundos después de quitarse el cinturón de seguridad para alcanzar el celular que cayó del lado del pasajero, Summer perdió el control del volante mientras conducía por la autopista PR-22 y se estrelló contra unas vallas de cemento, quedando en estado crítico a sus 18 años y resultando en la parálisis de la mitad de su cuerpo. Desde entonces, su madre se convirtió en su cuidadora y en una activista incansable en pos de la seguridad vial, haciendo eco de su mensaje a través del deporte que también es parte fundamental de su sanación.
“He tenido que aprender a amar el dolor. Las cicatrices están ahí por algo. Summer tiene la cabeza llena de cicatrices por todas las operaciones que fueron necesarias para que ella esté aquí hoy con nosotros. Y en las carreras, también hay dolor, te duele todo el cuerpo, pero mi mente siempre me dice que quiero seguir hacia adelante. La vida y el deporte se tratan de superar obstáculos”, aseguró.
Su compromiso con la prevención de accidentes la llevó a ser parte, junto a Summer, de una campaña de Metropistas que busca crear conciencia sobre los peligros y posibles consecuencias de distraerse al manejar. Además, la recaudación de fondos a través de “Summer de Costa a Costa” fue destinada a la adquisición de más sillas especiales para que otras personas con condiciones físicas limitantes puedan integrarse a distintas carreras deportivas para disfrutar y mejorar su calidad de vida.

“Hay que practicar más la empatía de forma proactiva. Hay que incluir a las personas con necesidades especiales en más actividades, permitirles participar de estos eventos deportivos y también ayudar y acompañar a las cuidadoras”, enfatizó Liz, quien afirma que el respaldo de su red de apoyo, familia y su pareja de hace más de una década, es clave para poder afrontar los retos diarios, al igual que sacar tiempo para ella misma.
“Si tú no te preocupas por estar bien y sacar tiempo para ti, no estás siendo un buen cuidador. Atravesar el sufrimiento es difícil, pero no se puede estar todo el tiempo agobiado o dolido por eso trágico que pasó, tienes que transformarlo en amor y buscar estar mejor para dar lo mejor de ti”, sostuvo, asegurando que su misión es seguir brindando acompañamiento y esperanza a otras personas que enfrentan desafíos similares.
“Quiero seguir haciendo estos eventos alrededor del mundo entero y sé que Summer también quiere seguir haciéndolos”, concluyó emocionada.
Tres claves para el éxito de una mujer
- Ser una soñadora ilusoria
- Creer en el poder de pedir ayuda
- Tener paz con lo que estás haciendo
Una frase que te hace seguir adelante
“Machetea las expectativas y redefine la vida a tu manera”


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