

29 de julio de 2025 - 11:10 PM
Cartago, Costa Rica - Imagina poder levantarte con una incomparable vista donde verdes y frondosos árboles, se unen a un sinnúmero de coloridas plantas tropicales, para crear un cuadro que parece sacado de una obra de arte. Aquí, el tiempo se detiene y tienes la oportunidad de centrarte en tus pensamientos y disfrutar del momento.
Esto es lo que ofrece el Hotel Quelitales, a las afueras del pueblo de Cachí, en Costa Rica. Localizado en el corazón de un bosque húmedo nublado en la provincia de Cartago, esta hospedería es un ejemplo del turismo natural y de aventura que ofrece este país centroamericano.
Aquí, el dueño y fundador del hotel desde hace 10 años, José Álvarez, recibe diariamente a todos los clientes que se hospedan en esta joya escondida en la selva costarricense. A pesar de que el hotel no es uno donde el lujo sea su punto más fuerte, se encuentra localizado en medio del bosque con 13 cabañas donde ninguna es igual, separadas entre sí por toda la vegetación. Esto que permite que haya privacidad y una sensación de ser las únicas personas en toda la propiedad. Lo único que se escucha son los pitidos de los pájaros y el sonido del agua de una cascada con nombre Doña Ana.
Lo más que llama la atención de esta hospedería es el hecho de que en sus predios se han avistado sobre 400 especies de aves, entre ellas cerca de 36 tipos de colibríes. Además de eso, entre sus árboles está el esmeralda de coronilla cobriza, una especie endémica de Costa Rica y el tororoi dorsiescamado, un ave poco común que habita en bosques húmedos.
Lo interesante del caso, es que, por los pasados cinco años, Álvarez cambió el enfoque del hotel y puso sus objetivos en acaparar el mercado de turismo para observar aves, también llamado orniturismo o aviturismo. Esta es una actividad turística que implica viajar a un destino específico para observar la fauna local, en su entorno natural, y es uno en el que el perfil del turista es de gran afluencia económica y está dispuesto a invertir su dinero no solo en su estadía y su experiencia, sino en sus equipos. Por eso, es común ver a estas personas cargar con unas cámaras extremadamente costosas, que incluyen unos lentes de cámaras profesionales de gran distancia para tomar las mejores fotografías posibles.
Aunque usted no sea un profesional del aviturismo o no tenga el equipo necesario, el Hotel Quelitales ofrece un recorrido por las instalaciones del hotel a cargo de un guía. Cargados con binoculares y un lente telescópico, las personas pueden disfrutar de una experiencia tranquila, relajante y diferente.
Además de estar a cargo de la administración del hotel, Álvarez se convierte en el chef del Restaurante Casa José, localizado en un edificio de madera que sirve también como recepción de la hospedería. Allí, este humilde y amable trabajador, cocina exquisitos platos de la gastronomía costarricense con un toque contemporáneo. En el menú no pueden faltar las truchas frescas que se pescan en la región, así como el lomito, un pedazo de filete de res confeccionado de distintas maneras. La forma en que Álvarez logra manejar la confección de los platos, sin importar la cantidad de personas que haya en el restaurante, es impresionante.
A sólo 15 minutos en auto desde el Hotel Quelitales se encuentra el pueblo de Orosi, una comunidad tranquila y serena. Además de poder apreciar cómo los locales llevan a cabo su vida diaria, esta pequeña ciudad alberga a la Iglesia de San José de Orosi, que fue construida en 1743, y es la más antigua de Costa Rica en uso hoy día.
Su arquitectura clásica colonial española son una muestra de la influencia del país europeo en esta zona. En la visita se puede caminar por sus alrededores, incluyendo un antiguo cementerio, así como un pequeño museo lleno de artefactos y obras de arte de la época en que se construyó la iglesia. Por otro lado, a 10 minutos en auto de Orosi se encuentran las Ruinas de Ujarrás donde antes estuvo una iglesia construida en 1693, que es considerada como la más antigua de Costa Rica. Actualmente solo quedan rastros de lo que una vez fue su fachada.
De la misma forma, a unos 30 minutos de Orosi también está localizado el Parque Nacional Tapantí Macizo de la Muerte, un bosque protegido por el gobierno que tiene una extensión de 225,850 millas cuadradas. Debido a que está localizado en una de las zonas más lluviosas de Costa Rica y por sus cambios de elevación, se pueden disfrutar diferentes ecosistemas que se observan por distintos senderos que se pueden caminar de manera segura. Eso sí, hay que estar pendiente en todo momento del entorno, ya que es común toparse con todo tipo de fauna.
En caso de que quieras disfrutar de una experiencia diferente, a unos 30 minutos del hotel se encuentra un remanso de paz, tranquilidad y diversión: la Hacienda de Orosi. Allí, los visitantes tienen la oportunidad de disfrutar de siete piscinas de agua mineral termal, cuyas temperaturas varían entre los 93 y los 100 grados Fahrenheit. Desde las piscinas, diseñadas alrededor de unas enormes rocas, se disfrutan espectaculares vistas hacia el Valle de Orosi y sus montañas. Entre chapuzón y chapuzón, donde se recomienda que no se excedan los 15 minutos dentro de cada una de las piscinas, hay un cómoda área techada con sillas y mesas. Allí mismo se encuentra un restaurante que sirve todo tipo de comida y platos.
Los visitantes a esta hacienda, además de pagar por bañarse en las piscinas, también tienen derecho de disfrutar de caminatas inmersas en la naturaleza y de visitar una vasta granja donde se puede observar una variedad de animales como vacas, toros, bueyes, caballos, asnos y mulas, entre muchos otros. Existen también unos paquetes para disfrutar de recorridos guiados para conocer la producción de café que tienen en la hacienda.
Info.: https://haciendaorosi.com/
Además de llevar ropa cómoda, debe ir preparado con un abrigo impermeable liviano, ya que en este país centroamericano llueve a menudo, sobre todo durante los meses entre mayo y septiembre, que son conocidos como el invierno o la época de lluvia. De igual manera, debe llevar consigo un par de zapatos cómodos hechos para caminar en terrenos rsbalozos, húmedos o enfangados.
Desde finales de marzo de 2025 hay tres vuelos semanales, los lunes, miércoles y viernes, entre el entre el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín (SJU), en Isla Verde, y el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría-Alajuela (SJO), en San José, Costa Rica. La duración del vuelo es de tres horas y quince minutos.
Info.: www.avianca.com
Para realizar esta cobertura, nuestro periodista viajó y sus gastos fueron cubiertos por Avianca con la colaboración del Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Sin embargo, no tuviern control ni participación en la toma de decisiones sobre la cobertura.
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