Anchorage— Altos funcionarios de la administración de Donald Trump, recién llegados de una gira por uno de los campos petroleros más grandes del país en el Ártico de Alaska, encabezaron el martes una conferencia de energía liderada por el gobernador republicano del estado que los ambientalistas criticaron por promover nuevas perforaciones de petróleo y gas y alejarse de la crisis climática.

Varias docenas de manifestantes se encontraban frente a la conferencia anual de Energía Sostenible de Alaska del gobernador, Mike Dunleavy, en Anchorage, donde el secretario del Interior de Estados Unidos, Doug Burgum, el secretario de Energía, Chris Wright, y el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, Lee Zeldin, fueron oradores destacados. Los funcionarios federales continuaron un viaje de varios días destinado a destacar el impulso del presidente Donald Trump para expandir la perforación de petróleo y gas, la minería y la tala en el estado.

El viaje incluyó reuniones con grupos y funcionarios a favor de la perforación, incluidos algunos líderes nativos de Alaska en la rica en petróleo North Slope, y una visita al campo petrolero de Prudhoe Bay, cerca del Océano Ártico, que incluyó selfies cerca del oleoducto trans-Alaska de 1,287 km.

Los llamados a perforaciones adicionales de petróleo y gas, incluido el renovado enfoque de Trump en lograr la construcción de un proyecto masivo de gas natural licuado, son ‘falsas soluciones’ a las necesidades energéticas y las preocupaciones climáticas, dijo la manifestante Sarah Furman afuera del centro de convenciones de Anchorage, mientras la gente portaba carteles con lemas como “Alaska no está en venta” y “Protejan nuestras tierras públicas”.

“Nos parece realmente falso que estén organizando esta conferencia y no hablando de soluciones reales”, dijo.

Los temas de la conferencia, que se extenderá hasta el jueves, también incluyen minería, gestión del carbono, energía nuclear, energías renovables e hidrógeno. El petróleo ha sido el elemento vital económico de Alaska durante décadas, y Dunleavy ha seguido abrazando los combustibles fósiles incluso cuando ha promocionado otras oportunidades energéticas en el estado.

Otra manifestante, Rochelle Adams, quien es Gwich’in, planteó preocupaciones sobre el impulso continuo para permitir la perforación de petróleo y gas en la llanura costera del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico. Los líderes Gwich’in han dicho que consideran sagrada la llanura costera, ya que los caribúes de los que dependen paren allí. Los líderes de la comunidad Iñupiaq de Kaktovik, que se encuentra dentro del refugio, apoyan la perforación como económicamente vital y se han unido a los líderes políticos de Alaska para dar la bienvenida al interés de Trump en revivir un programa de arrendamiento allí.

‘Cuando estas personas vienen de afuera a tomar y tomar y tomar, nos quedaremos con las consecuencias’, dijo Adams, y agregó más tarde: “Es nuestra salud la que se verá afectada. Es nuestro bienestar, nuestras formas de vida”.

Zeldin, durante un período amistoso de preguntas y respuestas dirigido por Dunleavy, dijo que la vida silvestre que vio mientras estaba en North Slope no parecía “ser víctima de su entorno” y parecía “feliz”.

Burgum, al abordar un movimiento hacia la perforación adicional en la Reserva Nacional de Petróleo-Alaska, dijo que la vida silvestre y el desarrollo pueden coexistir. Durante el viaje a Alaska su agencia anunció planes para derogar las restricciones de la era de Joe Biden sobre futuros arrendamientos y desarrollo industrial en porciones de la reserva de petróleo que están designadas como especiales por su vida silvestre, subsistencia u otros valores.

Wright se irritó ante la idea de una política “en nombre del cambio climático” que, según dijo, no tendría ningún impacto en el cambio climático. Detener la producción de petróleo en Alaska no cambia la demanda de petróleo, dijo.

“Saben, escuchamos términos como energía limpia y energía renovable. Estos son términos de marketing inexactos”, dijo. “No existe una fuente de energía que no requiera materiales, tierra e impacto significativos en el medio ambiente para producir. Cero”.

Acompañando parte del viaje de los funcionarios de Estados Unidos estuvieron representantes de países asiáticos, incluidos Japón, Corea del Sur, Filipinas, Taiwán y Emiratos Árabes Unidos. Se está cortejando a los países asiáticos para que se unan al proyecto de gas de Alaska, que ha tenido problemas durante años para ganar terreno en medio de costos y otras preocupaciones. El proyecto, tal como se propone, incluiría un oleoducto de casi 1,300 kilómetros que canalizaría el gas desde North Slope hasta el puerto, con la mira puesta principalmente en las exportaciones de gas natural licuado.

Wright dijo a los periodistas que un objetivo al invitarlos a la parada de Prudhoe Bay era que vieran la infraestructura y el medio ambiente del oleoducto y se reunieran con residentes y líderes empresariales.

Glenfarne Alaska LNG LLC, que ha tomado la iniciativa en el avance del proyecto, anunció el martes expresiones de interés de varios ‘socios potenciales’. Los costos relacionados con el proyecto, que se han estimado en alrededor de $44,000 millones para el oleoducto y otra infraestructura, están en proceso de refinamiento antes de que se tome una decisión sobre si seguir adelante.