

15 de agosto de 2025 - 3:34 PM
Washington— La decisión del expresidente Donald Trump de ordenar el desalojo de campamentos de personas sin hogar en Washington D. C. ha generado una ola de críticas y controversia. La medida, enmarcada dentro de su iniciativa para “hacer que D. C. sea segura y hermosa”, ha sido calificada por algunos como una acción insensible y cruel contra una población vulnerable.
Según reportes de The Associated Press, las autoridades, respaldadas por unos 800 efectivos de la Guardia Nacional, comenzaron a desmantelar los campamentos, lo que obligó a muchas personas a abandonar sus pertenencias y buscar refugio en otros lugares. Ms. Jay, una mujer sin hogar, relató el miedo que sintió durante el desalojo y la incertidumbre sobre su futuro.
Líderes de la Diócesis Episcopal de Washington expresaron su preocupación por la medida, señalando que desde la Casa Blanca, el presidente ve un páramo sin ley, mientras que ellos ven seres humanos, vecinos, trabajadores, amigos y familiares, cada uno hecho a imagen de Dios.
Andrew S., de 61 años, también compartió su experiencia, relatando cómo agentes federales le pidieron que se moviera de su lugar de descanso porque estaba a la vista del presidente. “El presidente realmente no nos quiere aquí”, lamentó Andrew.
Jesse Wall, de 43 años, cuestionó la motivación detrás de la medida, preguntando si el objetivo era demostrar que son unos matones. David Beatty, de 67 años, citó la Regla de Oro de la Biblia y expresó su sentir de que están siendo atacados y perseguidos.
Wayne Turnage, un vicealcalde, señaló que el distrito tiene un proceso para hacer las cosas de la manera correcta, dando a entender que la policía local actuaría de manera más humana que las autoridades federales.
Jesse Rabinowitz, del National Homelessness Law Center, indicó que a las personas se les daría la opción de irse o ser detenidas en ocho sitios federales y 54 locales. Según Rabinowitz, la intención era destruir las tiendas de campaña a la luz del día para que el público lo vea y realizar la mayoría de los arrestos en la oscuridad para evitar que se difunda.
Wesley Thomas, quien pasó casi tres décadas en las calles antes de recuperarse de su adicción y encontrar vivienda, ahora trabaja como defensor de un grupo sin fines de lucro. Thomas destacó que muchas de las personas desalojadas son educadas y tienen habilidades, incluyendo médicos, abogados, empresarios, Navy SEALs, veteranos y carteros. “La gente pobre viene en todas las razas, etnias y colores”, enfatizó Thomas.
La medida de Donald Trump ha generado un debate sobre la mejor manera de abordar el problema de la falta de vivienda en Washington D.C. y la necesidad de encontrar soluciones que sean compasivas y respetuosas con la dignidad humana.
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