

17 de mayo de 2025 - 8:31 AM
Funcionarios de salud de Estados Unidos aprobaron el viernes la primera prueba de sangre que puede ayudar a diagnosticar la enfermedad de Alzheimer e identificar a los pacientes que pueden beneficiarse de medicamentos que pueden ralentizar modestamente la enfermedad que destruye la memoria.
La prueba puede ayudar a los médicos a determinar si los problemas de memoria de un paciente se deben a la enfermedad de Alzheimer o a una serie de otras afecciones médicas que pueden causar dificultades cognitivas. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) la autorizó para pacientes de 55 años o más que muestran signos tempranos de la enfermedad.
Más de 6 millones de personas en Estados Unidos y millones más en todo el mundo tienen alzhéimer, la forma más común de demencia.
La nueva prueba, de Fujirebio Diagnostics, Inc., identifica una placa cerebral pegajosa, conocida como beta-amiloide, que es un marcador clave para la enfermedad de Alzheimer. Anteriormente, los únicos métodos aprobados por la FDA para detectar amiloide eran pruebas invasivas de líquido cefalorraquídeo o costosas tomografías por emisión de positrones (PET).
Los menores costos y la conveniencia de una prueba de sangre también podrían ayudar a expandir el uso de dos nuevos medicamentos, Leqembi y Kisunla, que han demostrado ralentizar ligeramente la progresión de la enfermedad de Alzheimer al eliminar el amiloide del cerebro. Los médicos deben examinar a los pacientes para detectar la placa antes de recetar los medicamentos, que requieren infusiones intravenosas regulares.
“La autorización de hoy es un paso importante para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer, lo que la hace más fácil y potencialmente más accesible para los pacientes estadounidenses en las primeras etapas de la enfermedad”, dijo la Dra. Michelle Tarver, del centro de dispositivos de la FDA.
Varios hospitales y laboratorios especializados ya han desarrollado sus propias pruebas internas para el amiloide en los últimos años. Pero esas pruebas no son revisadas por la FDA y generalmente no están cubiertas por el seguro. Los médicos también han tenido pocos datos para juzgar qué pruebas son confiables y precisas, lo que lleva a un mercado no regulado que algunos han llamado “salvaje oeste”.
Varias empresas de diagnóstico y farmacéuticas más grandes también están desarrollando sus propias pruebas para la aprobación de la FDA, incluidas Roche, Eli Lilly y C2N Diagnostics.
Las pruebas solo pueden ser ordenadas por un médico y no están destinadas a personas que aún no tienen ningún síntoma.
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