La mujer de 28 años fue ultimada a balazos cuando buscaba auxilio en un colmado de su comunidad.
La mujer de 28 años fue ultimada a balazos cuando buscaba auxilio en un colmado de su comunidad. (Miguel Rodríguez)

Cuando Jesmarie Rivera Santiago se percató que su expareja y agresor reincidente -contra quien pesaba una orden de protección por violencia doméstica- la perseguía, la joven madre se dirigió, el martes en la mañana, a un colmado en su comunidad para procurar auxilio.

Cuando las autoridades llegaron al lugar, ya Rivera Santiago se había convertido en la séptima víctima fatal de la violencia machista en Puerto Rico en lo que va del año, al recibir un disparo mortal en la cabeza.

De hecho, la procuradora interina de las Mujeres, Madeline Bermúdez, indicó que investiga el hecho -confirmado a este medio por la Policía- de que Rivera Santiago recurrió, en la noche del lunes, al Cuartel Policía de Cataño para procurar ayuda, dado a que vio un carro similar al de su expareja, que la acechaba.

“Lo que se debía haber hecho era inmediatamente localizar a esta persona contra quien había una orden de protección y ponerlo bajo custodia en lo que este caso se presentaba a las autoridades y se realizaban las debidas denuncias”, señaló.

Las comunidades pueden ser, para muchas víctimas de violencia machista, un recurso de apoyo y auxilio en casos de emergencia. Sin embargo, es clave reconocer que no siempre se cuenta con los recursos necesarios para atender estas situaciones. Por ello, consultamos a diversas expertas en la atención de la violencia de género para proveer recomendaciones y herramientas que pueden ser implementadas en la gestión comunitaria.

¿Cómo desarrollar un plan de emergencia comunitario?

La clave está en la organización comunitaria y la disposición a atajar el problema de la violencia machista.

Enid Pérez, coordinadora de política pública del Proyecto Matria, sugirió identificar a una o varias personas a quienes las víctimas puedan recurrir en caso de necesitarlo. Ese contacto es también a quien la persona en peligro comunicaría lo que se le conoce como una “clave de escape”.

“Cuando hablamos de una clave, es una palabra de seguridad que la persona nos diga o nos escribe y nosotros sepamos que esa mujer está en riesgo y que es el momento de llamar a la Policía”, explicó Pérez.

La portavoz de Matria coincidió, en entrevista separada, con la directora ejecutiva de la coalición Coordinadora Paz para las Mujeres, Vilma González Castro, sobre la importancia del desarrollo de un plan de escape, que incluye la preparación de un bulto con documentos personales, ropa por lo menos para siete días y medicamentos importantes.

De esta manera, cuando la persona está lista para escapar del patrón de violencia, tiene todo lo necesario, previo a recurrir a las autoridades o a la mencionada persona clave.

Educación y prevención

La directora ejecutiva del Hogar Ruth, Lisdel Flores, destacó que hay situaciones, como la suscitada en Cataño, que pueden salirse de las manos. Por lo tanto, recomienda siempre apostar a la prevención, lo que incluye la educación.

La procuradora Bermúdez, por su parte, destacó que “tenemos que primero educarnos como comunidad, educarnos en la igualdad de género, educarnos en qué son estas conductas que no se deben tolerar”.

La capacitación comunitaria, señalan, debe abarcar desde conocer los números de teléfono para procurar ayuda y los recursos que están disponibles, hasta el alcance y las formas en que se manifiesta la violencia machista.

Para la coordinadora del Observatorio de Equidad de Género, Irma Lugo Nazario, esa educación es efectiva en la medida en que se llega a los espacios que frecuentan tanto las comunidades como las víctimas.

“Hay que llegar directamente al residencial, al barrio, a la comunidad, a la urbanización cara también porque sabemos que de esto nadie está exento”, puntualizó la doctora Lugo Nazario.

Apoyar sin juzgar

Bermúdez indicó que es de suma importancia “reconocer y apoyar a la víctima sin juzgarla y sin abandonarla”.

Asimismo, Pérez dijo que, pese a que muchas veces no se esté de acuerdo con las elecciones de las personas en situaciones de violencia, hay que darles el espacio para que tomen las decisiones.

“Lo mejor que nosotros podemos hacer como personas es orientarles de los recursos, darle los números disponibles para, cuando esa persona esté lista, pueda llamar y créanme que lo va a hacer”, dijo la portavoz del Proyecto Matria.

Según las expertas, cuando termina una relación, la peligrosidad de la violencia aumenta.

Por ello, González Castro añadió que “es bien importante ofrecer ese apoyo, ya sea que la persona está pensando en dejar la relación, pero también verla en el momento en que la deja. Es bien importante ese apoyo porque es un momento de mucha peligrosidad. Así que, en ese sentido, es importante que la persona sepa que cuenta con apoyo”.

Recursos de ayuda disponibles

Las comunidades que deseen prepararse para desarrollar planes y protocolos para hacer frente a la violencia machista pueden recurrir a recursos como la Caja de Herramientas del Proyecto Matria y los manuales de la Coordinadora Paz para las Mujeres.

Así también, pueden comunicarse a las líneas de ayuda como la de Hogar Ruth, al 787-883-1884, y a la de Matria al 787-489-0022.

“Esto no puede ser solamente responsabilidad del Estado, no puede ser solamente responsabilidad de las organizaciones sin fines de lucro que dan servicio a la mujer diariamente y que están haciendo el mejor de los trabajos, día a día, buscando salvar la vida de las mujeres. Es que esto tiene que ser una responsabilidad de todos”, indicó la licenciada Bermúdez.

No obstante, el Estado sigue siendo el principal responsable de procurar por la seguridad de todas las personas, incluyendo a las mujeres y las víctimas de violencia de género.

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