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Ermita de Espinar: una iglesia dentro de otra iglesia

La estructura guarda en sus entrañas la historia de la fundación de este municipio

16 de octubre de 2021 - 8:52 PM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 3 años.
En medio de las murallas de más de 300 años, la Ermita de Espinar, en el barrio Espinar de Aguada, sirve de templo a los feligreses que asisten a misa. (Xavier García)

Aguada - Unas ruinas de piedra caliza se imponen como testigos de la historia en cada servicio religioso que se celebra en la Ermita de Espinar de Aguada, conocida por tener “una iglesia dentro de otra iglesia”.

El templo católico guarda los restos de su estructura original que, con los años, fue abatida por las inclemencias del tiempo y desastres naturales.

“La historia de la Ermita de Espinar se remonta a los inicios de la colonización. El primer poblado español que se estableció en Aguada fue la Villa de Sotomayor, en 1510. Ese fue el primer intento de hacer un pueblo en la zona oeste de Puerto Rico. Pero los indios se rebelan contra los españoles y ese poblado es destruido en 1511″, explicó Christian Acevedo, historiador y director de la oficina de turismo del municipio de Aguada.

El ataque provocó, entonces, el abandono de la región oeste y no es hasta el 1513, destacó Acevedo, que se encaminó un segundo intento para establecer una población en esa área; se llamó San Germán.

“Ahí, San Germán pasa a ser el pueblo más antiguo del oeste. Dentro de San Germán había una orden religiosa evangelizando, que eran los dominicos. Pero el clero quería una segunda orden religiosa que se encargara de organizar a los indios, enseñarles la fe cristiana y la cultura europea. Así que se les pide a los frailes franciscanos que establecieran una pequeña casa convento cerca del Puerto de la Aguada, ese era el nombre que tenía esta zona. No había pueblo todavía, era simplemente una bahía con ese nombre, que era la ruta tradicional donde los barcos se detenían para abastecerse de agua”, dijo el historiador.

Somos Aguada
Somos Aguada (El Nuevo Día)

Es así como, liderados por Fray Alonso de Espinar, un grupo de ocho religiosos fundó el convento que hoy se conoce como la Ermita de Espinar o Parroquia Santuario de la Inmaculada Concepción de los Protomártires de Espinar. La estructura fue construida en madera con techo de paja.

“Esta primera iglesia se construye entre 1516-1523, más o menos ese es el periodo porque no sobrevive un documento de la época que constate la fecha. Su propósito era enseñarles a los indios a leer, escribir; enseñarles español, la fe cristiana y evangelizarlos”, expresó Acevedo tras destacar que el lugar se convirtió en una de las primeras escuelas de la Isla, así como uno de los primeros centros de enseñanza de los nativos.

La orden de los franciscanos capuchinos administran el templo, revestido de modernidad en su exterior.
La orden de los franciscanos capuchinos administran el templo, revestido de modernidad en su exterior. (Xavier García)

En la medida en que los indios iban transformando su fe, empezaron a construir sus casas alrededor de la iglesia. “Así que a los pocos años, esta pequeña iglesia comenzó a desarrollar un pueblito que recibió el nombre de San Francisco de la Aguada; o sea, que esta zona fue el génesis del centro de Aguada; todavía éramos barrio de San Germán”, sostuvo.

Sin embargo, una rebelión de los indios Caribes -entre 1530 y 1535- puso punto final al pueblo; lo destruyó. En el ataque fallecieron todos los habitantes, quemaron la iglesia y perdieron la vida cinco de los ocho curas fundadores del templo.

“Es el primer sitio en el Caribe y el único sitio en Puerto Rico donde se registra la muerte de curas defendiendo la fe cristiana. Cinco de los ocho fueron martirizados. Debajo del altar están enterrados los cinco cuerpos que, por la tradición, se dice que fueron los cinco mártires”, agregó Acevedo.

Luego, sostuvo el historiador, entre 1590 y 1600, volvieron los frailes franciscanos que sobrevivieron al ataque y levantaron una nueva iglesia de piedra caliza. La estructura entonces tenía una fachada neoclásica simple, techo en dos aguas e integraba una torre con campanario.

El templo católico guarda los restos de su estructura original que, con los años, fue abatida por las inclemencias del tiempo y desastres naturales.
El templo católico guarda los restos de su estructura original que, con los años, fue abatida por las inclemencias del tiempo y desastres naturales. (Xavier García)

“La iglesia estuvo funcionando -más o menos desde el año 1600 hasta 1860, pero a mediados del siglo 19 el fervor por la Inmaculada Concepción empezó a decaer, los vecinos del barrio se empezaron a dividir; así que se decide cerrar la iglesia y está casi 100 años abandonada. En esos 100 años de abandono hubo terremotos, huracanes e inundaciones que hicieron que se fuera deteriorando la iglesia y por eso nos llegó así, como está hoy día, en ruinas”, indicó el historiador.

No fue hasta unos 60 años más tarde que un grupo de voluntarios devotos de la virgen decidió rescatar las ruinas del olvido y dio paso a la construcción de la iglesia como se conoce hoy día. Se trata de una estructura que arropa los restos de la primera y que se conserva como una iglesia monumento.

“La decisión final fue construir una réplica de como lucía la Ermita de Espinar para proteger las ruinas del tiempo”, manifestó Acevedo.

Hoy, los feligreses viven la experiencia de asistir a misa en un templo –administrado por los franciscanos capuchinos- donde se perciben murallas antiguas de más de 300 años y se aprecian cinco estatuas en honor a los frailes que murieron en aquel ataque.

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