Toa Alta - El hombre se dobla sobre el aparato, se enrolla la cuerda en la mano y da uno, dos, tres halones corridos, cada uno con más fuerza. Después del tercero, se endereza, fatigado. Suspira, sonríe sin ganas. Se dobla otra vez. En el cuarto halón, el generador al fin arranca, con una sacudida como de perro secándose.