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Prevén una temporada de huracanes “extremadamente activa” en el océano Atlántico

El pronóstico de la Universidad del Estado de Colorado proyecta un 66% de probabilidad de que un ciclón categoría 3 o mayor toque tierra en el Caribe

4 de abril de 2024 - 10:00 AM

En promedio, se forman anualmente 14 tormentas en el océano Atlántico, pero el pronóstico de la CSU proyecta 23 para 2024. En la foto, imagen satelital del huracán Tammy, en 2023. (Captura)

La venidera temporada ciclónica –que arranca el 1 de junio– se perfila como “extremadamente activa” en el océano Atlántico, con elevadas probabilidades de que, al menos, un ciclón categoría 3 o mayor toque tierra en la región caribeña, de acuerdo con el pronóstico divulgado este jueves por el Departamento de Ciencia Atmosférica de la Universidad del Estado de Colorado (CSU, en inglés).

Las estudiantes puertorriqueñas Delián Colón Burgos y Angelie Nieves Jiménez, integrantes del equipo de investigación de meteorología tropical de la CSU, precisaron que la previsión de abril –la primera de cuatro que se divulgarán en los próximos meses– encontró que existen las condiciones para la formación de 23 tormentas nombradas (sistemas con vientos sostenidos de 39 millas por hora o más), de las cuales 11 serían huracanes (74 millas) y cinco alcanzarían la categoría 3 (111 millas).

De materializarse la predicción, se trataría de una temporada ciclónica, incluso, más activa que la de 2023, cuando en el Atlántico se registraron 20 tormentas, incluyendo siete huracanes, tres de ellos de categoría mayor. De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés), la temporada 2023 fue la cuarta con mayor cantidad de tormentas desde que se tiene registro.

“Es la primera vez que, en el mes de abril, pronosticamos una temporada extremadamente activa. Nosotros publicamos nuestros informes en abril, junio, julio y agosto, y es la primera vez que, en abril, pronosticamos 11 huracanes. En 2023, habíamos pronosticado nueve y era una temporada sobre lo normal. Esta es extremadamente activa”, puntualizó Nieves Jiménez, estudiante de segundo año en la maestría de Meteorología Tropical en la CSU.

Colón Burgos, alumna de primer año del programa y egresada de la Universidad del Estado de Pensilvania con un bachillerato en Meteorología, precisó, por su parte, que, entre 1991 y 2020, las temporadas ciclónicas promediaron 14 sistemas que se convirtieron en tormentas, de las cuales siete se convertían en huracanes, incluyendo tres de categoría mayor. En pasados años –y a raíz de los efectos del cambio climático–, la tendencia ha sido a experimentar temporadas más activas que el promedio histórico.

Mayor probabilidad de daños en el Caribe

Nieves Jiménez, quien completó su bachillerato en Ingeniería en la Universidad de Puerto Rico, en Mayagüez, destacó que la superficie marina se encuentra “extremadamente cálida”.

“Esto es algo nunca antes visto. Comparar este año con años anteriores es muy difícil”, dijo Nieves Jiménez, al resaltar la alta probabilidad de que, este verano, se materialice el fenómeno de La Niña, que tiene el efecto de reducir los vientos cortantes en el Atlántico y, como consecuencia, facilita la formación de tormentas tropicales.

Desde 1880, en promedio, la probabilidad de que un huracán mayor azote directamente a alguno de los países del Caribe ha sido de 47%, pero este año el porcentaje asciende a 66%, dijo la estudiante graduada.

“Hay unos factores que benefician que la alta presión que tenemos en el Atlántico modifique esa trayectoria de los huracanes hacia el oeste. Por ende, hay una probabilidad más alta de que los huracanes o tormentas lleguen (a tierra)”, comentó Nieves Jiménez.

Angelie Nieves Jiménez y Delián Colón Burgos forman parte del equipo de investigación de meteorología tropical en la Universidad del Estado de Colorado.
Angelie Nieves Jiménez y Delián Colón Burgos forman parte del equipo de investigación de meteorología tropical en la Universidad del Estado de Colorado. (Suministrada)

Las científicas reconocieron que la certeza de las predicciones del modelo de la CSU se incrementa según avanza el año. Por ejemplo, la predicción de abril –que se considera cuenta con una certeza “moderada”– presenta un margen de error de cuatro en el renglón de formación de tormentas. Para las previsiones de junio a agosto, en tanto, el margen de error se reduce a tres.

Sin embargo, Colón Burgos subrayó que el modelaje de este año presenta un mayor grado de certeza de lo usual.

“La certeza, para ser un pronóstico de abril, es mayor de la que hemos tenido en el pasado, porque es evidente (la temperatura) de las aguas del Atlántico por encima de lo normal y también la NOAA puso un pronóstico de la transición al fenómeno de La Niña y es de 80% (de probabilidad) para el pico de la temporada de huracanes”, dijo la cayeyana.

Nieves Jiménez, quien se convirtió en la primera puertorriqueña en formar parte del equipo de meteorología de la CSU, destacó que 2023 fue el primer año en que se divulgaron en español las proyecciones de la actividad ciclónica, práctica que continuará esta temporada.

“Tenemos más impacto en la comunidad hispanohablante. En los 40 años previos, nunca había habido hispanohablantes en el equipo de ‘forecast’ (pronóstico)”, enfatizó Nieves Jiménez.

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