Si buscas en las páginas de muchas agencias de viajes, verás que mencionan a “Roots Fountain”, en el Viejo San Juan, como “una espectacular fuente de agua”, o quizás “un cautivador monumento cultural” y hasta “uno de los lugares más románticos” de Puerto Rico. Pero, sea cual sea el adjetivo utilizado, lo cierto es que el intrínseco trabajo escultural, que sirve como fuente y que fue bautizada como “Raíces y las Tres Razas”, representa mucho más que un bonito punto turístico donde poder tomarse un memorable “selfie”.
Este fascinante conjunto de elementos que conforman una sola pieza artística representa un barco en forma de caballo dirigiendo el rumbo, mientras que delfines impulsan el imaginario navío.
La escultura, de ocho metros de altura y trabajada en bronce, comenzó a ser instalada en noviembre de 1991 y se inauguró el 30 de mayo de 1992. El impresionante trabajo fue realizado por el escultor español Luis Sanguino, bajo la coordinación y dirección del arquitecto puertorriqueño Miguel A. Carlo Colón, quien estuvo a cargo de la remodelación del Paseo de la Princesa en la década de 1990, donde ubica la fuente.
Temática de la obra
En la proa de un barco en forma de caballo, montado por un chiquillo mirando el inmenso horizonte; a modo de palo mayor, en el centro de la composición, Sanguino utiliza la figura femenina como simbolismo de la libertad.
A estribor (derecha), un jíbaro descamisado toca un cuatro puertorriqueño y una mujer afropuertorriqueña baila al ritmo de la música producida por el agricultor y su instrumento. Sanguino asegura que estos dos elementos representan la conexión que tiene el puertorriqueño con el arte, especialmente con la música y la danza. La placa oficial de la fuente describe a este jíbaro y la mujer negra como “nativos de la tierra”.

En la popa (parte trasera de un navío), se encuentra una ninfa montando alegre dos delfines, mientras que otra figura femenina realiza un ofrecimiento de frutas. Según el escultor, los delfines representan la amistad y el sentir de bondad que caracteriza a los puertorriqueños. La mujer con la ofrenda, quien dirige su mirada hacia la Puerta de San Juan, representa la hospitalidad y el espíritu caritativo del puertorriqueño.
A la izquierda del caballo, la figura de la familia tradicional puertorriqueña conformada por el padre, la madre y un hijo.
Finalmente, en el centro de la obra, como manteniendo el delicado balance entre sus elementos, se encuentra la diosa, quien sirve como mástil de la nave. Mirando al eterno firmamento, simboliza la libertad del pueblo puertorriqueño.

El clasicismo moderno de Sanguino
Luis Antonio Sanguino de Pascual, nombre del artista, es un escultor español nacido en Barcelona el 13 de agosto de 1934. Hijo de una familia noble de esa ciudad, es el número siete de ocho hermanos.
Debido al comienzo de la Guerra Civil española, en 1936, la familia abandonó Barcelona, dejando atrás todas sus pertenencias.
Según su biografía, desde muy pequeño mostró inclinación y talento para las artes plásticas, creando su primera obra a los ocho años, hecha en terracota y titulada “Las Ruinas”, fechada entre 1942 y 1943. La pieza consistía de un bajorrelieve hecho de arcilla cocida, que representaba un paisaje bucólico, en el que aparecía un pastor y su rebaño en plena naturaleza y ante las ruinas de lo que debió ser un antiguo monasterio.

Sin embargo, sus inicios como escultor no fueron fáciles y tuvo que dedicarse a crear pequeñas obras y venderlas para poder subsistir y continuar con sus estudios en arte.
El estilo propio de Sanguino va surgiendo de manera paulatina a medida que avanza en sus estudios de la plástica, perfeccionando técnicas escultóricas como la talla en madera, piedra y el modelado.
Su traslado a Nueva York, a mediados del siglo XX, le permitió conocer de cerca la obra de Modigliani, Moore y Brancusi, quienes, junto a Rodin, contribuyeron a definir el estilo de Sanguino “dentro de un clasicismo moderno inspirado en la geometría de los cuerpos ovales”, según señala la Guía de Escultura Urbana del Ayuntamiento de Pamplona, donde se exhiben obras del artista.
En 1992, por encargo del Gobierno de Puerto Rico, devela su ambicioso trabajo, “Raíces”.

En la obra de Sanguino, la mujer ocupa un sitial prominente como eje de vida y continuidad; la procreadora de nuevas generaciones e inspiración de los más profundos sentimientos humanos. Es usual que el artista recurra constantemente en su obra a la figura femenina para utilizarla como catalizador.
Varios ejemplos de la figura femenina en su trabajo lo son el homenaje a la mujer en “Fuente al Triunfo de la Mujer”, de 1998, situada en el barrio de San Blas, en Madrid. Este trabajo también consiste en una escultura conformada por varios módulos y se concibió a partir de cinco conjuntos escultóricos en los que representa a la mujer en sus diferentes edades.
Otras fuentes notables en el Viejo San Juan
El Viejo San Juan es famoso por su arquitectura, que trasciende épocas y estilos, en una ciudad con más de 500 años de existencia. Aunque no existen datos precisos sobre cuántas fuentes decorativas de agua existen en el Viejo San Juan, lo cierto es que la fuente “Raíces y las Tres Razas” es solo una de decenas de fuentes decorativas, y algunas conmemorativas, que reposan alrededor de la ciudad amurallada.

Posiblemente, una de las primeras fuentes en encontrar al visitante, y que pudiera pasar desapercibida dentro del bullicio cotidiano de la ciudad, es la de la Plaza Colón, ubicada justo en la entrada de la antigua ciudad. La plaza se extiende entre las calles San Francisco y Fortaleza y, al sur de la plaza, se encuentra una fuente que da cara hacia el Teatro Tapia. La obra está adosada a la pared de contrafuerte, utilizada como soporte de la monumental plaza. La fuente, flanqueada por vegetación decorativa, tiene varios niveles escalonados que sirven de cascadas para el agua que desciende desde la desembocadura en su tope. Detrás, se yergue imponente una columna con un desafiante Cristóbal Colón en el tope.
En la Plaza de Armas, por otro lado, ubicada entre el histórico edificio del Ayuntamiento de San Juan y de la edificación que alberga el Departamento de Estado, se encuentra otra obra arquitectónica adornada en su circunferencia con cuatro figuras humanas, al estilo griego antiguo, que personifican las cuatro estaciones del año. En el centro, un chorro mediano sale de un pedestal pequeño, rodeado por varios chorros más pequeños que crean la sensación de una suerte de cono piramidal.

Asimismo, la fuente en el patio interior del Museo Casa Blanca, en la calle San Sebastián, es otra impresionante obra que convida al esparcimiento natural. En el elegante jardín, cubierto por una cúpula de árboles gigantescos, se encuentra la hermosa fuente con medallones a ambos lados, uno representando el sol y otro la luna.
Lo más notable de esta pieza es que el agua que sale de ella corre por un canal que llega hasta la entrada del jardín convirtiendo el lugar en un remanso de paz, en lo que una vez fue la residencia privada de Juan Ponce de León, el primer gobernador de la isla. El jardín (y la fuente) también han sido utilizados por cineastas para recrear eras medievales o renacentistas, la más notable de estas Rappaccini’s Daughter (1980), basada en el cuento de Nathaniel Hawthorne.
