Washington— El Departamento de Estado dijo el miércoles que aprobó $322 millones en ventas de armas propuestas a Ucrania para mejorar sus capacidades de defensa aérea y proporcionar vehículos blindados de combate, en momentos en que el país trabaja para defenderse de la escalada de ataques rusos.

Las ventas potenciales, que según el departamento fueron notificadas al Congreso, incluyen $150 millones para el suministro, mantenimiento, reparación y revisión de vehículos blindados de Estados Unidos, y $172 millones para sistemas de misiles tierra-aire.

Las aprobaciones se producen semanas después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenara una pausa en otros envíos de armas a Ucrania para permitir que el Pentágono evaluara sus reservas de armas, en una medida que tomó por sorpresa a la Casa Blanca. El presidente Donald Trump luego hizo un cambio abrupto de postura, prometiendo públicamente a principios de este mes continuar enviando armas a Ucrania.

“Tenemos que hacerlo”, dijo Donald Trump. “Tienen que poder defenderse. Los están golpeando muy duro ahora. Vamos a enviar más armas, principalmente armas defensivas”.

Donald Trump respaldó recientemente un plan para que los aliados europeos compren equipo militar de Estados Unidos que luego pueda ser transferido a Ucrania. No quedó claro de inmediato cómo se relacionaban las últimas ventas propuestas con ese acuerdo.

Desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Estados Unidos ha proporcionado más de $67,000 millones en armas y asistencia de seguridad a Kiev.

Desde que Donald Trump regresó a la presidencia, su administración ha ido y venido sobre la provisión de más ayuda militar a Ucrania, con presión política para detener la financiación estadounidense de guerras extranjeras proveniente de los aislacionistas dentro de la administración de Donald Trump y en el Capitolio.

En el transcurso de la guerra, Estados Unidos ha presionado rutinariamente para que los aliados proporcionen sistemas de defensa aérea a Ucrania. Pero muchos se muestran reacios a renunciar a los sistemas de alta tecnología, particularmente los países de Europa del Este que también se sienten amenazados por Rusia.