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Padres buscan a sus hijos desaparecidos desde una erupción volcánica en Colombia hace 40 años

Mantienen la esperanza tras la erupción volcánica del Nevado del Ruiz en 1985

13 de noviembre de 2025 - 6:42 AM

Martha Lucía López sostiene un barco con una foto de su hijo Sergio Melendro López, desaparecido desde la erupción del Nevado del Ruiz, antes de la suelta de pequeños barcos con fotos de los niños desaparecidos en el río Gualí, en Honda, Colombia. (AP Photo/Fernando Vergara) (Fernando Vergara)

Armero, Colombia - Martha Lucía López soltó el bote en el río junto a cientos de otros con los rostros de niños desaparecidos, en un último intento de encontrar a su hijo, o más bien, de rezar para que él la encontrara a ella.

Su hijo, Sergio Melendro, fue uno de los cientos de niños dados por desaparecidos cuando una erupción volcánica devastó la localidad colombiana de Armero el 13 de noviembre de 1985, y cuyo paradero sigue sin conocerse.

“La única opción que tenemos es que ellos, las personas que los adoptaron, cuenten la verdadera historia y que ellos (los niños) vengan a nosotros”, dijo el hombre de 67 años.

Aproximadamente 25,000 personas perecieron cuando el volcán Nevado del Ruiz entró en erupción, convirtiéndose en el desastre natural más mortífero de la historia reciente de Colombia y dejando deshabitada la ciudad del centro-oeste del país. El caos subsiguiente hizo que muchos niños quedaran separados de sus familias, que siguen buscándolos 40 años después.

Perder a Sergio

La noche de la erupción, López y su marido oyeron ruidos extraños y salieron de casa para ver si pasaba algo. Ella había oído en las noticias que el volcán estaba en erupción, pero dejó a Sergio, de 5 años en ese momento, durmiendo en casa porque pensó que estaban lo suficientemente lejos.

Pero pronto la lava derritió el pico nevado del volcán y se fundió con el cauce del río, generando una avalancha que se precipitó montaña abajo. El río arrolló a López y a su marido, volcando su coche y haciendo que se refugiaran en un árbol y luego en una casa.

Su casa quedó destruida y ella no volvió a ver a Sergio.

Años después, López se enteró de que su familia había compartido el nombre de Sergio en un anuncio de televisión, y recibió información de que estaba en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el organismo encargado de proteger a los niños en el país.

López cuenta que su hermana intentó buscarlo en la sede del instituto en Bogotá. “Nunca la dejaron entrar... le pidieron que llevara ropa y fotos que demostraran que era de la familia, nada más”.

Años después, una amiga de López le contó que, en Nueva Orleans, un hombre se le acercó y le dijo que su hermano había adoptado a un niño víctima de la tragedia de Armero.

“Le enseñó una foto... Los ojos de Sergio eran inconfundibles”, dice refiriéndose a su color azul. Sin embargo, nunca pudieron volver a ponerse en contacto con él.

Qué pasó con los niños

Algunos niños fueron recogidos por el ICBF, otros fueron enviados a pueblos cercanos y a otros no se les volvió a ver, según las organizaciones que siguen el tema y Ancizar Giraldo, que tenía 12 años cuando el volcán entró en erupción.

Giraldo pasó casi cuatro años en un centro social financiado con donaciones internacionales hasta que su madre lo encontró gracias a las fotografías difundidas por el ICBF.

La Fundación Armando Armero, una organización de la sociedad civil, ha documentado 580 niños desaparecidos, 71 de los cuales habrían sido adoptados. Hasta ahora, han encontrado con vida a cuatro de ellos tras recoger muestras de ADN.

“No hay un único modus operandi. No se puede decir ‘los niños fueron robados únicamente por el ICBF’, hay muchas formas. Incluso hubo civiles que fueron a Armero justo después de la tragedia y vieron niños, se los llevaron a casa y los acogieron con cariño”, dijo el director de la fundación, Francisco González. Otros fueron enviados a otras partes de Colombia y más allá, dijo.

Hace cuarenta años, sin el mismo acceso a la información que hoy, las familias buscaban personalmente en los centros de acogida y en las oficinas del ICBF.

Adriana Velásquez, subdirectora general del ICBF, explicó a AP que después de la tragedia recibieron al menos 170 niños de Armero, según los registros que han encontrado. Afirmó que están investigando cuántos fueron dados en adopción, pues en esa época era una decisión judicial.

Durante muchos años, las esperanzas de las familias descansaron en el “libro rojo” del ICBF, llamado así por su cubierta roja, que contiene registros de algunos de los niños de Armero. Este libro fue desclasificado en octubre, pero no es un registro completo de todos los niños dados por desaparecidos, señaló Velásquez.

A pesar de los retos, después de cuatro décadas, las familias se niegan a abandonar su búsqueda.

“Han sido 40 años de esperanza”, dijo Benjamín Herrera, padre de Óscar Fernando, que tenía 14 meses en el momento de la tragedia. “Y esperaremos el tiempo que haga falta”.

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Esta historia fue traducida del inglés al español con una herramienta de inteligencia artificial y fue revisada por un editor antes de su publicación.

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