El monte Etna, el volcán que se alza sobre el este de Sicilia, ha vuelto a cautivar al mundo con un espectáculo espectacular, arrojando humo y ceniza al cielo.

Pero el acontecimiento determinante de la erupción del lunes fue el flujo piroclástico, más raro, procedente del cráter sudoccidental, no visible desde la distancia. El volcán es el más activo de Europa y el más grande del continente. El Etna atrae a excursionistas y mochileros a sus laderas, mientras que los turistas menos aventureros pueden contemplarlo desde la distancia, sobre todo desde el mar Jónico.

La última erupción del Etna no causó heridos ni evacuaciones, pero provocó la huida de un grupo de turistas en sus flancos, como captó un video publicado en las redes sociales con una humareda imponente de fondo.

Las autoridades hicieron hincapié en que no había peligro para la población, y el flujo piroclástico -una mezcla de fragmentos de roca, gas y ceniza que se mueve rápidamente- se limitó a unos 2 kilómetros y no superó el Valle del Leone, o Valle del León, que forma una zona de contención natural.

El Etna ha estado activo recientemente, y este fue el 14º episodio desde mediados de marzo. Los flujos piroclásticos más recientes con un alcance significativo se registraron el 10 de febrero de 2022, el 23 de octubre de 2021, el 13 de diciembre de 2020 y el 11 de febrero de 2014, dijo el martes Marco Viccaro, presidente de la asociación nacional de vulcanología de Italia.

Tras una pausa de 19 días, el Etna comenzó a entrar en erupción con vivas explosiones de gas y ceniza, seguidas de una leve colada de lava en la ladera oriental, seguida de otra más pequeña hacia el sur.

Alrededor de las 10 de la mañana del lunes, el Etna explotó con su primera gran y violenta erupción del año: fuentes de lava y una columna de ceniza y gas se elevaron varios kilómetros en el aire. El evento culminó alrededor de las 11:23 a.m. cuando el flujo piroclástico, provocado por la mezcla de magma con la nieve, viajó 2 kilómetros hasta el Valle del Leone en un minuto.

A última hora de la tarde, los científicos dijeron que el evento había remitido.

El Etna se eleva a unos 3,350 metros sobre el nivel del mar y tiene 35 kilómetros de diámetro, aunque la actividad volcánica ha cambiado la altura de la montaña con el tiempo.

Ocasionalmente, el aeropuerto de Catania, la ciudad más grande del este de Sicilia, tiene que cerrar durante horas o días, cuando la ceniza en el aire hace que volar en la zona sea peligroso. Se puso en marcha una advertencia de aviación durante el último evento, pero el aeropuerto no se cerró.

Con los flujos de lava del Etna contenidos en gran medida en sus laderas deshabitadas, la vida continúa en los pueblos y aldeas de la montaña. Entre los beneficios del volcán: tierras de cultivo fértiles y turismo.

Inspirando antiguas leyendas griegas, el Etna ha tenido decenas de erupciones conocidas en su historia. Una erupción en el 396 a.C., se ha atribuido a mantener a raya al ejército de Cartago.

En 1669, en la que se ha considerado la peor erupción conocida del volcán, la lava enterró una franja de Catania, a unos 23 kilómetros de distancia, y devastó docenas de pueblos. Una erupción en 1928 cortó una ruta ferroviaria que rodeaba la base de la montaña.