7 de julio de 2025 - 6:08 PM
Lo que al principio pareció una celebración terminó en tragedia. La noche del jueves, 3 de julio, cerca de las 11:40 p.m., una fuerte explosión interrumpió la tranquilidad de una comunidad en Cayey.
Eduardo Márquez Rolón, de 52 años, pensó que escuchaba fuegos artificiales, pero pronto descubrió que el vehículo de su vecino, René Arzola —un hombre de 64 años que enfrenta un diagnóstico de cáncer— había estallado en llamas, provocando un incendio que consumió ambas residencias.
Gracias a la rápida intervención de una enfermera que pasaba por el lugar, no hubo víctimas fatales. Sin embargo, las pérdidas materiales fueron devastadoras.
“Yo estaba bañándome y mi esposa estaba durmiendo cuando de repente escuché el ruido. Pensé que eran fuegos artificiales, incluso tiros, pero no”, recordó Márquez Rolón, cuya vida fue salvada gracias a la rápida acción de Luz Mulero García, una enfermera del Hospital Auxilio Mutuo, quien desde la calle vio el incendio y alertó a todos.
“Gracias a ella estoy vivo. Se llama Luz, y fue nuestra luz”, confesó con emoción en entrevista telefónica con El Nuevo Día. “Si no fuera por ella, yo no estaría hablando hoy aquí”
Márquez Rolón describe aquella noche como una de terror y mucha tristeza: “Muchos recuerdos se perdieron. Yo tenía ahí las cenizas de mi mamá. Fue como una película de terror”.
El hombre abrazó a su esposa después de salir corriendo. Recuerda que ella, Evelyn Pérez Estrella, de 55 años, lloraba mientras decía: “Ay, Dios mío, lo perdimos todo después de tanto sacrificio”.
Mientras, Arzola contó a este medio que salió corriendo “en ropa interior con mi Seguro Social”. El hombre, quien vive con apenas $250 mensuales de la ayuda federal, perdió hasta su teléfono móvil en el incendio.
“Yo estaba durmiendo. Respiré y exhalé butano”, añadió.
Tanto Arzola como el matrimonio vecino perdieron todas sus pertenencias.
Márquez Rolón adquirió la propiedad donde residía junto a su esposa y tres perros hace diez años. Por su parte, Arzola vivió en su propiedad por dos décadas. Sin embargo, como mencionó, “ya no queda nada”.
Hoy solicitan la ayuda del pueblo: “La estufa desapareció y no podemos usar la cocina”, recalcó Márquez Rolón, luego de mencionar que tampoco pueden usar su mattress debido a la cantidad de agua que fue derramada cuando los bomberos apagaron el incendio.
Ambos casos son atendidos por el Departamento de Vivienda. Arzola permanece en la parte superior de la propiedad, donde dispone de una habitación y una cocina. Mientras, el matrimonio se encuentra alojado en la casa de una vecina de la comunidad, quien les brindó apoyo tras el estallido.
“Además de la desgracia he visto muchas cosas bonitas. Mi mensaje es dar las gracias por tanto amor. Más que lo material, esto es una lección de vida”, recalcó Márquez Rolón, no sin antes agradecer la gestión de la comunidad. “Los dueños de los negocios cercanos nos han traído hasta comida”, contó.
Para quienes deseen brindar apoyo, se están recibiendo donaciones a través de ATH Móvil. Las ayudas para Márquez Rolón y Pérez Estrella pueden enviarse al 939-286-1665. En el caso de Arzola, los donativos se canalizan al 787-604-0298.
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