El supuesto evangelista Lionel Albino Galindo, quien fue encontrado culpable por un jurado en los seis cargos que enfrentaba por explotación y pornografía infantil, será sentenciado este jueves, en una vista a las 9:30 a.m., ante la jueza María Antongiorgi, del Tribunal federal en Puerto Rico.

En ruta a la audiencia de sentencia, la Fiscalía federal presentó un extenso memorando de 17 páginas, en el que solicita que el acusado sea condenado a una pena de entre 30 años de prisión —seguida de al menos cinco años de libertad condicional— o, en su defecto, a cadena perpetua.

El documento sometido por la fiscal federal Emelina Agrait Barreto expone el aberrante patrón de abuso al que fue sometida la menor de 13 años, diagnosticada con discapacidad intelectual leve y admitida en el Programa de Educación Especial debido a sus condiciones de salud.

De acuerdo a la evidencia de la fiscalía, el patrón de abuso se extendió por 38 días, desde febrero de 2024 hasta el 19 de marzo de 2024, cuando el acusado, de 52 años, se aprovechó de la niña y buscó ganarse su confianza con regalos, promesas de dinero, comida, entre otras cosas.

Por los hechos, el acusado enfrenta cargos por coerción e incitación a un menor, transportación de un menor con la intención de participar en una actividad sexual delictiva, explotación sexual infantil, posesión de pornografía infantil y transferencia de material obsceno a un menor.

Tras cinco días de juicio, el 11 de marzo de 2025, un jurado declaró culpable al acusado, que se alega persuadió, indujo, incitó y coaccionó a sabiendas a la niña, 39 años más joven que él, para que participara en actividades sexuales, que son consideradas un delito penal en la jurisdicción.

“Esto es una explotación calculada de una niña de 13 años, quien fue coaccionada, inducida, seducida, persuadida, transportada y finalmente grabada participando en conductas sexualmente explícitas, como relaciones sexuales y fotos y videos de desnudos, y utilizada para la satisfacción sexual del acusado. Esto no fue ningún accidente. Se trató de una serie de delitos deliberados contra una menor que se encontraba en una situación vulnerable, con dificultades económicas y familiares”, indicó la fiscalía en el memorando de sentencia.

El caso comenzó con una denuncia ante la Policía debido a una situación que ocurrió en la residencia de la menor en la madrugada del 19 de marzo de 2024. Ante ello, el Departamento de la Familia tomó conocimiento y se alertó al Negociado Federal de Investigaciones (FBI).

Como parte de la investigación, la fiscalía reveló que, en la madrugada del 19 de marzo de 2024, la madre de la víctima —quien alegó desconocer la situación— denunció que el hombre se atrevió a dormir con la menor en la residencia, a pesar de no haberle dado autorización.

De acuerdo a la fiscalía, ese día hubo un fuerte encontronazo entre la madre de la víctima y el acusado, quien le pidió al hombre que se fuera de la residencia. No obstante, el documento revela que, presuntamente, la abuela de la menor le habría dado el permiso convencida de que Albino Galindo era una “persona de iglesia”.

La fiscalía mencionó que la abuela de la víctima lo invitó a la casa para conocer “sus sentimientos hacia su nieta”, pero que cuando lo vio se sorprendió por su apariencia, que era de “60 y 62 años”. En ese momento, le dijo al acusado que “si no había visto las noticias sobre el estudiante y la maestra y cómo ella había ido a la cárcel”. “Y me dijo que sí, que había visto esas noticias”, añade el documento.

Con estas declaraciones, la fiscalía expuso el testimonio que brindó la abuela de la menor en el juicio, quien, además, indicó que “vi que se veía mayor. Se lo dije. Porque ella todavía era menor de edad”.

La fiscalía detalló que la investigación, para sustentar este caso más allá de toda duda razonable, se hizo una extensa pesquisa que incluyó el análisis de dispositivos electrónicos donde se hallaron fotos, videos y conversaciones entre el acusado y la menor, quienes se conocieron y empezaron a comunicarse el 10 de febrero de 2024 por Instagram.

Dos días después, según la fiscalía, el pastor había ido a buscar a la menor a la casa de su abuela aprovechando que la madre de la víctima estaba hospitalizada por su padecimiento de lupus, algo que le imposibilitaba mantener una supervisión activa de la niña al tener que estar largos períodos de tiempo en el hospital.

La fiscalía reveló que, como parte del patrón de abuso, el hombre se atrevió a llevar a la menor a un motel del área metropolitana, le enviaba fotos íntimas e, incluso, llegó a comprarle ropa provocativa con la intención de que la usara.