Todos los días -muchas veces sin saberlo- hacemos cosas por última vez. Vivo un tanto obsesionado por la certeza de que tenemos vivencias que jamás volverán a ocurrir, huérfanos de la conciencia de que es así y que solo nos damos cuenta de ello con el paso del tiempo, cuando de pronto un relámpago ilumina el recuerdo y pensamos:
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Gracias
Claro que el tiempo nos enseña que nada es para siempre, pero esto con frecuencia no se asume del todo.
The opinions expressed in this article are solely those of the author and do not reflect the views or beliefs of El Nuevo Día or its affiliates.