Aseguran que practica la técnica de crear pánico. “No hombre”, como decía un amigo, “si ya en pánico andamos con las dosis de “medicina amarga” que la mayoría de los asalariados sufrimos”. De ella escapan los invisibles: corporaciones privadas cuyos contadores pueden borrar del récord las ganancias que ayudarían al país; corporaciones públicas que logran parapetar la responsabilidad de los individuos que las gobiernan tras un siniestro tejido jurídico, o individuos particulares cuyos ingresos se suelen categorizar dentro del grupo de los que mueven la “economía clandestina”, “oculta”.
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