Lecturas con la maleta abierta
El año que se ha cerrado estuvo lleno para mí de las vicisitudes que trae consigo la vida del recién exiliado, lo que significa tener siempre la maleta abierta: la maleta con la que pensabas volver a tu país y que contiene solo lo necesario para un viaje que se volvió sin retorno. Y a una maleta así siempre llegarán libros que leerás en los aviones, en los cuartos de hotel y en las casas de amigos que te abrieron las puertas, y te consuela siempre la idea de que puedes al menos leer, ese viejo vicio que más bien se exacerba con las penurias del desarraigo.
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