No chuparse estas, aunque monden otras
Olvidemos por unos minutos los nombres de los partidos políticos, e incluso, los de los políticos. Así, sin apellidos ni fisionomías para atribuirles a los personajes, ni insignias ni historias alteradas, hipertrofiadas, carentes de contenido de las agrupaciones políticas, chupémonos, a modo de exploración, esta en lo que nos mondan la otra. Por unos instantes seamos de Marte, de Urano o de otra galaxia o, simplemente, tengamos los mínimos de inteligencia de un hipotético ciudadano promedio.
He aquí algunas de las noticias políticas recientes, reportadas por la prensa del país. En el fin de semana, en una actividad que según se alega organiza anualmente para “agradecer” a los servidores públicos que la apoyan electoralmente, la funcionaria con el segundo cargo con mayor jerarquía arremetió contra el que ostenta el cargo político más alto y pertenece a su mismo movimiento político. Le acusó de perseguir a sus seguidores y de amenazarlos con el despido. Estas acusaciones fueron hechas sin mostrar respeto ni aprecio por su superior tanto en el partido como en el gobierno. Vistas desde Urano, parecerían el anuncio público de una ruptura absoluta. La segunda funcionaria en la jerarquía, harta de los abusos contra sus allegados, ponía en juego su futuro y se exponía a recibir, como sus seguidores, todas las violencias del Número 1.
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A la prensa la Número 2 declaró lo que sigue: “Yo hice las expresiones que tenía que hacer, donde las tenía que hacer. Yo estaba en una actividad de agradecimiento a mis funcionarios… Sé que esto no es nuevo. Hice unas expresiones que se explican por sí solas”. Y añadió en otro medio de prensa: “Las cosas se saben y yo no me escondo para decirlas”.
Las declaraciones incendiarias de la Número 2, que constituyen un ataque frontal de implicaciones muy serias al Número 1, fueron conocidas a partir de un precario vídeo tomado por un teléfono que, aparentemente, “alguien” hizo llegar a un periodista destacado, con programas diarios en la radio y la televisión y amplísima difusión en las redes sociales. Sin embargo, tan solo un par de días después tanto el Número 1, como llamativamente la Número 2, decidieron no investigar las acusaciones. Esta última, según reportes periodísticos alegó: “Pese a la veracidad de estas alegaciones, que constituirían un acto ilegal por amenaza o intimidación, [la Número 2] descartó llevar a cabo alguna investigación formal”. En otras palabras, si uno hubiera nacido y sido criado en Marte, entendería que la violencia política de la que era capaz el Número 1 había amedrentado severamente a la Número 2, que había recogido el rabo entre las patas y sido obligada a renunciar a las implicaciones de sus palabras. De igual manera, los seguidores de la Número 2 debían atenerse a lo peor y sus despidos serían ahora inevitables. La veleidad y falta de fuerza de la Número 2 los había condenado al cadalso. Esto parecía indudable cuando se leían las declaraciones del Número 1, quien cortando por lo sano alegaba “…que no es necesario iniciar alguna pesquisa” y añadía a renglón seguido: “No sé de donde viene eso. No hay que investigar nada, porque no hay tal instrucción”. O sea, que luego de sufrir unas acusaciones que lo señalaban como violador de leyes laborales y derechos civiles, el Número 1 las despachaba diciendo que había que creerle a él y se acabó. Nadie en el Departamento de Justicia, ni en la Policía ni en las Autoridades Federales tenían que hacer nada, nadie tenía ni podía dudar de su palabra, a pesar de que las acusaciones eran sobre violaciones de fundamentales derechos civiles y constitucionales. Desde la galaxia más cercana a las más lejanas hubieran comparado al Número 1 con Stalin, Pinochet o Idi Amin.
Por otra parte, según un titular, la supuesta segunda fuerza política del país “se lanza a buscar chavos”. Esto parecería desde Júpiter algo caprichoso, porque tan solo un par de días más tarde una vicepresidenta de la agrupación aseguró que ese partido político “está robusto”. Sin embargo, como se ha sabido, por las declaraciones de uno de sus más altos administradores: “…lo último que nos mencionaron es que estábamos en los $5000 y pico de dólares y con los compromisos de la colectividad atendidos. Pero el partido está operando sin ningún problema…”. Llama la atención que al alto administrador del partido le mencionaron casualmente que apenas este tenía fondos, y que él se tranquilizó porque $5000 no es lo mismo que $5000 dólares y pico. Desde Andrómeda sorprende poderosamente que el partido que según su comisionado electoral “…está enfocado en las próximas elecciones como el partido de mayor experiencia, con más tiempo, con más vejez, con más madurez política para poder manejar los destinos del país y como única opción…”, tenga en caja la mitad del sueldo mensual de un alcalde. Aún desde los cercanos satélites que orbitan la tierra, se conoce la noticia de que el Número 1 del partido en el poder tiene a su disposición $2,291,406, es decir 458.28 veces más que la cantidad de dinero de la que dispone el partido “con más vejez” que según alegan sus miembros es “la única opción”. Esto llama poderosamente la atención desde el Cometa ELA1952, ya que uno de los partidos descartados como opción es el que más ha recaudado de todos, acumulando el año pasado $222,602, es decir 44.52 veces la cantidad de dinero del partido que ofrece su ancianidad como motor de su victoria.
Aún desde el sideralmente lejanísimo cometa PRSTATE51 choca la explicación de que el partido longevo, vetusto, achacoso, fósil, de creencias antediluvianas: “…decidió en los primeros dos años de este cuatrienio… no ocupar demasiado a la base y militancia del partido. En este sentido se fue más cauteloso en la recaudación de fondos”. Aún desde Plutón, que como al ELA lo despojaron totalmente de realidad planetaria, salta a la vista como rayo láser impactando en un espejo, el uso del adjetivo “cauteloso”, lo que añadiría un miedo más -el de recaudar fondos- a un club de deslucidos y ajados adictos al miedo, al horror, al espanto, al retortijón desde que su fundador optó en 1947 por contestar siempre “Sí, sí Señor Presidente”.
No sé ustedes, queridos lectores, pero yo no me chupo estas, aunque nos monden otras. Ni la prensa ni la ciudadanía debería prestarle un átomo de atención a esta práctica de la política como mentira.
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