El escritor Edgardo Rodríguez Juliá argumenta sobre algunos actos puertorriqueños bajo el yugo colonial y el riesgo del olvido
El escritor Edgardo Rodríguez Juliá argumenta sobre algunos actos puertorriqueños bajo el yugo colonial y el riesgo del olvido
El 1 de marzo de 1954 un comando puertorriqueño atacó el Congreso de la Estados Unidos; dispararon sus pistolas a mansalva —casi todas nueve milímetros, alguna que otra Luger— contra los congresistas reunidos en el hemiciclo de la Cámara de Representantes. Nadie murió; fueron heridos cinco representantes. Para sorpresa de la prensa norteamericana, el comando nacionalista fue dirigido por una mujer, Dolores “Lolita” Lebrón; recibió gran destaque, como figura central del ataque, en un reportaje de la revista Life, que incluyó fotos del arresto, dibujos para ilustrar el ataque, un ominoso diagrama con la trayectoria de las balas. Se escogió aquella fecha para protestar el otorgamiento de la ciudadanía norteamericana a los puertorriqueños, en 1917, el dos de marzo, treinta y cinco años antes.
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