La ley de agentes extranjeros que va a aprobarse en Nicaragua no sólo viola las convenciones internacionales de derechos humanos, sino también la propia Constitución Política, señala Sergio Ramírez
La ley de agentes extranjeros que va a aprobarse en Nicaragua no sólo viola las convenciones internacionales de derechos humanos, sino también la propia Constitución Política, señala Sergio Ramírez
El año próximo deberían celebrarse elecciones para presidente en Nicaragua, y para integrar una nueva Asamblea Nacional. La buena fe del régimen, si la tuviera, debería estarse demostrando desde ahora, ya a contrarreloj, en busca de crear garantías democráticas suficientes que permitan a los ciudadanos elegir de verdad. Integrar una autoridad electoral independiente e introducir reformas profundas a las leyes electorales que aseguren que los votos serán contados sin trampas, y que todo el proceso estará sometido a la observación internacional. Sería la única manera de superar pacíficamente la crisis política, social y económica que agobia al país.
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